El Sabadell ha perdido un 17% de accionistas desde la primera ofensiva de BBVA en 2020
La entidad ha disminuido en 41.161 el número de socios desde entonces, que ahora pueden ser claves para la opa
Banco Sabadell ha perdido casi un 17% de accionistas desde la primera ofensiva de BBVA en 2020, cuando ambos grupos entablaron sin éxito conversaciones para explotar una fusión. Ahora, casi cuatro años después, estos socios que han huido podrían ser claves para fracasar en su guerra abierta contra la oferta pública de adquisición (opa) lanzada con carácter hostil por parte del grupo vasco. Y tan solo uno de ellos es inversor individual de referencia, el mexicano David Martínez, que no descarta acudir a la propuesta de la entidad presidida por Carlos Torres.
De acuerdo con los datos recabados por THE OBJECTIVE, el Sabadell ha reducido en 41.161 el número de accionistas en este periodo de tiempo. Y eso a pesar de que la cotización ha ido escalando de manera progresiva y sus perspectivas de futuro han ido in crescendo. Eso es, en concreto, una disminución de la base de titulares en un 16,67%, hasta los 205.510.
Esta pérdida se produce en un contexto en que todo el sector financiero ha menguado su base de socios, sobre todo en parte a los planes de recompras puestos en marcha por buena parte de las entidades para mejorar la remuneración y complementar los dividendos.
BBVA, el banco que ha lanzado la opa sobre el Sabadell, ha sido uno de los grupos más activos en este sentido, al destinar casi 5.400 millones de euros en la adquisición de sus propios valores para posteriormente amortizarlos. Esto ha provocado que haya mermado en un 17,4% sus accionistas, hasta los 726.100. Por tanto, ha contraido la base en 153.126 sus inversores.
El Sabadell ha sido el último en aprobar este tipo de operaciones para elevar la rentabilidad. El banco se ha visto obligado a suspender el programa que tenía en la actualidad por la petición realizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para no interferir en la oferta puesta sobre la mesa por BBVA.
Su accionariado no puede cambiar hasta que culmine todo el proceso, de ahí que se descarte la entrada de un socio de relevancia que bloquee las aspiraciones del grupo vasco o que intente una integración alternativa. Ya buscó el año pasado una fusión con Unicaja.
El Sabadell tenía en marcha un programa para recomprar acciones por 340 millones de euros. Hasta su suspensión había gastado 92,8 millones, lo que representa aproximadamente el 27,31% del importe máximo. La intención de la entidad era tomar un 4% para su posterior amortización.
La opción que le queda al banco catalán es conseguir un ‘caballero blanco’, otra entidad que esté dispuesto a ofrecer una prima superior a la propuesta por BBVA. Un hecho que los analistas ven poco probable que logre. Pero, ante este escenario y cualquier otra complicación, el conglomerado que preside Torres se ha reservado una venta de su filial turca Garanti. Con ella podría aumentar el precio de su canje o incluso aportar una parte en efectivo para así camelar a los accionistas del Sabadell a sus intereses, además de atar el apoyo del BCE.
De todos los socios que tiene la entidad que lidera Josep Oliu prácticamente la mitad son particulares (ciudadanos de a pie y pequeñas empresas). El 47% de su capital está en sus manos. Este es el motivo de por qué en el mercado hay dudas más que razonables de que BBVA atraiga a un número muy elevado de inversores, ya que por lo general siguen la recomendación de la cúpula. Y muchos de ellos, además, son clientes de la entidad. El consejo de administración ha dejado claro que rechaza la propuesta.
Con esta estructura el resultado podría estar ajustado. En principio, la mayor parte de los institucionales, fondos de inversión, aceptarán la oferta de BBVA sobre el Sabadell. Hay que resaltar que una inmensa mayoría es socio de ambos grupos, por lo que facilita su adhesión a la opa hostil. Entre ellos destaca Blackrock, Vanguard y Norges. El grupo vasco contaría, asimismo, con el apoyo de David Martínez, que en el consejo del banco catalán que rechazó la opa -entonces para ser negociada- se abstuvo. El mexicano ya tiene rentabilizada su inversión, por lo que es favorable a vender sus títulos (un 3,5% del capital) y pasar a ser accionista del rival con una participación menor pero más líquida para una posterior enajenación si quisiera.