BBVA da por hecho el respaldo del Gobierno para fusionarse con el Sabadell tras la opa
La entidad señala que el escenario de una no integración «es improbable» en un documento ante el regulador de EEUU
BBVA da por hecho que logrará el respaldo del Gobierno para fusionarse con el Sabadell una vez finalice la oferta pública de adquisición de acciones (opa) que ha lanzado con carácter hostil. Pese al rechazo mostrado por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, la confianza del grupo vasco cada vez es más elevada. En una comunicación remitida esta semana al regulador bursátil de Estados Unidos, SEC, el banco señala de manera tajante que «el escenario de que no se materialice una integración es improbable». Por tanto, deja muy poco espacio a que Moncloa tumbe la unión. Fuentes oficiales de la entidad no quisieron hacer comentarios al respecto a THE OBJECTIVE ni aclarar las razones de tal afirmación.
Hasta ahora, los máximos responsables de BBVA habían mostrado su optimismo, pero sin tanta rotundidad, y habían asegurado que iban a luchar para convencer a las autoridades, incluido el Ejecutivo, de las bondades de la transacción después de mayo, en plena campaña de las elecciones catalanas. Distintos ministros se pronunciaron en contra en su momento. Cuerpo fue entonces el más contundente, al considerar que era perjudicial para España. Tras los comicios y una reunión que mantuvo el presidente del banco, Carlos Torres, con Pedro Sánchez, el titular de Economía suavizó las críticas, aunque a día de hoy sigue manteniendo su oposición.
La fusión de BBVA y el Sabadell requiere de la autorización del Ministerio, y sin ella, los objetivos económicos descenderán. La intención de la entidad es pedir la aprobación gubernamental una vez culmine la oferta pública en el caso de que consiga al menos el 90% del capital del Sabadell, umbral que le permitirá lanzar una opa de exclusión en Bolsa y alcanzar el 100% de las acciones.
Antes de verano, BBVA era mucho más cauto. Incluso llegó a advertir a los inversores de que podía fracasar en su opa. Por el momento, el calendario que había manejado en un principio se está cumpliendo. Y así lo subraya en una reciente carta que el consejero delegado, Onur Genç, ha enviado a la plantilla con motivo de la vuelta de las vacaciones de verano. Ha recibido ya las aprobaciones de buena parte de los supervisores, incluido el BCE, aunque todavía le queda el trámite más complicado, el veredicto de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El análisis de este regulador podría retrasar los procesos si lleva a segunda fase el estudio. El grupo vasco espera para final de año o principios de 2025 haya un pronunciamiento de esta institución.
Los efectos sobre la competencia es uno de los argumentos que esgrime el Gobierno para oponerse a la opa y posterior fusión, pero no el único. Otro motivo es el impacto que tendrá en el mundo rural por el previsible cierre de sucursales. Pero el Ejecutivo parece haber encontrado una solución para este problema. Ha anunciado que la estatal Correos pretende poner en marcha una especie de banco público a lo largo del próximo ejercicio, un proyecto que echa por tierra una de las críticas de Economía a la operación.
BBVA ha lanzado la oferta por la totalidad del Sabadell, aunque su éxito está condicionado a lograr el 50,01% de capital, es decir, a tomar su control. Pero el objetivo principal es al menos llegar al 90% y poder después materializar la absorción. Para lograr el mayor porcentaje de adhesiones a su opa una vez se abra el proceso de venta, el banco que preside Torres ha alertado de que los accionistas que no acudan a su opa podría quedarse atrapados durante un tiempo si no logra el 90%, ya que el banco catalán se mantendría cotizado pero con una liquidez mucho menor y con posibles bajadas en su valor.
La cúpula del Sabadell, que intenta mantener el banco en solitario, está tratando de que sus socios no secunden la oferta. Es consciente de que no tiene un núcleo duro con el que defenderse y de que la mayoría del capital está en manos de fondos de inversión, más proclives a bendecir este tipo de operaciones. La dirección busca convencerles con subidas del dividendo. Esta semana el director financiero avanzaba una previsible mejora de la retribución de la prometida hasta la fecha, de 2.900 millones.