Sabadell ataca la línea de flotación de BBVA y le acusa de arriesgar la solvencia con el dividendo
Eleva el tono de sus críticas en las últimas semanas contra el grupo vasco para torpedear la opa hostil
El Sabadell ha sacado en los últimos días todo el arsenal disponible contra BBVA por la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada con carácter hostil. Los directivos del grupo catalán han elevado sus ataques para torpedear la transacción y han puesto sobre la mesa distintas cuestiones que afectan a la línea de flotación de una entidad para la supervivencia. Según señalan a THE OBJECTIVE fuentes financieras, los dardos no se van a quedar aquí y la escalada irá in crescendo en los próximos meses. Algunas voces creen que se han llegado a traspasar algunos límites en sus críticas, pero comprenden que se están jugando el proyecto en solitario.
Hace unos días, el presidente del Sabadell, Josep Oliu, hacía referencia por primera vez al caso Villarejo, por el que se encuentra imputado BBVA por el supuesto espionaje encargado al excomisario de la Policía contra políticos, empresarios y periodistas. Una causa que podría dañar uno de los aspectos más relevantes para el sector, la reputación, además de suponer multas e indemnizaciones millonarias si es condenado en sentencia firme.
Este lunes, el consejero delegado del banco catalán, César González-Bueno, daba un paso en la estrategia ofensiva y acusaba a BBVA de poner en peligro su solvencia con la política de dividendos. En unas jornadas organizadas por Expansión, el número dos del Sabadell sugirió que el grupo vasco era poco prudente con la retribución a los accionistas, teniendo en cuenta la elevada exposición a los países emergentes (México, Turquía, Colombia, Argentina, etc.).
La solvencia es, junto a la liquidez, la base para que un banco no solo pueda operar con normalidad, sino clave para sobrevivir. Muchas cajas de ahorros tuvieron que ser rescatadas en la pasada crisis financiera por su falta de capital. Por tanto, la nueva arremetida del Sabadell va dirigida al centro nuclear de BBVA.
González-Bueno dejó claro que la entidad con sede en Bilbao a día de hoy es solvente, pero dejó entrever que arriesga esta situación con los dividendos. La política de remuneración de BBVA establece el reparto de hasta un 50% de los resultados anuales, a través efectivo y recompra de acciones a partir de un nivel del 12% de capital. Es decir, todos los recursos por encima de dicho nivel los puede dedicar a una mejora del pago a sus accionistas.
El consejero delegado del Sabadell, en contraposición con esta política a la que hizo alusión, explicó la estrategia de su banco en esta materia, que es «más conservadora». La entidad catalana, expresó el directivo, va a dedicar a dividendos todo el exceso de capital por encima del 13%. Es decir, que cuenta con mayores fondos para apuntalar su supervivencia en caso de que vengan malos tiempos. Pero, además, destacó que su grupo depende de la evolución de mercados mucho más estables que BBVA, al operar principalmente en España y Reino Unido. «El 70% de los beneficios de BBVA provienen de países emergentes», subrayó, un hecho que eleva la volatilidad. La intención del Sabadell es pagar a sus socios 2.900 millones de euros en dos años, a través de recompra de títulos y metálico. «Si nosotros estuviésemos en mercados menos estables, a lo mejor tendríamos un apetito por un nivel de capital algo mayor, pero cada uno toma las decisiones que toma», señaló González-Bueno.
El dividendo se ha convertido en la batalla de la opa para ambos bancos. Es más, BBVA ajustó hace una semana las condiciones de la oferta, al incorporarlos a la ecuación de canje. No mejoró la propuesta económica, pero sí la composición al incluir efectivo en la misma, al prometer los primeros 311 millones a los accionistas del Sabadell. Una medida con la que intenta convencer a los inversores del banco catalán para que acudan a la operación, una vez se abra el proceso de adhesiones.
Con las alertas, el banco con sede Alicante pretende desincentivar a que acudan a la opa principalmente los minoristas, que son más proclives a ver atractivo el ofrecimiento de efectivo. Para que se abra el proceso es necesario que antes se pronuncie la Comisión Nacional de los Mercados de la Competencia (CNMC). Para el consejero delegado de BBVA, Onur Genç, no hay motivos para que este regulador retrase el análisis y lo haga con más profundidad, ya que la «operación es de libro» y no pone en peligro la competencia en nuestro país. Además, a su juicio, solo el 1,5% de las pymes, el principal segmento a debate, tendrían que buscar otros bancos para financiarse. Una cifra que el Sabadell considera que no es real y que calcula que ronda el 40%