BBVA recortará en 5.000 millones el valor de los activos del Sabadell incluso sin fusión
El nuevo grupo, tras los ajustes esperados, nacerá con un tamaño inferior a un billón de euros
BBVA llevará a cabo una depreciación en los activos del Sabadell algo superior a los 5.000 millones de euros con o sin fusión de ambas entidades, una vez culmine con éxito la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada con carácter hostil. Así se desprende del balance del grupo resultante con datos públicos a cierre de junio de este año, incluido en el folleto actualizado de la operación remitido al regulador bursátil de EEUU.
El ajuste final variará en función del porcentaje de capital que consiga tras el periodo de compra de los títulos, cuando la CNMV autorice la transacción. El valor de los activos en el banco combinado mermará en 5.306 millones de euros si logra el 100% del Sabadell, clave para abordar la integración, y en 5.149 millones si solo consigue el 50,01%, umbral mínimo para que triunfe la opa y BBVA tome el control, según los datos recabados por THE OBJECTIVE.
En ambos escenarios, el nuevo BBVA nacería con un tamaño inferior al billón de euros. Aunque este listón no es vinculante, sí es una variable a tener en cuenta por el supervisor mundial para considerar una entidad como demasiado grande para caer, una selección de la que intenta escapar para no tener que afrontar exigencias adicionales de solvencia. En este grupo, que obliga a conservar entre 1 y 3,5 puntos adicionales de recursos propios, por ahora solo se encuentra el Santander entre los bancos españoles.
Fuentes oficiales de BBVA indican a este periódico que una parte relevante de esta devaluación corresponde a los dividendos entregados y por distribuir de ambas entidades. En concreto, unos 2.400 millones. El resto de los activos que verían mermada su tasación son préstamos o instrumentos financieros, intangibles y otros, principalmente.
La combinación de los dos bancos sumaría, con datos de junio, 1,003 billones (749.534 millones de BBVA y 244.328 millones, pero con los deterioros contables anteriormente descritos, el importe descendería hasta los 998.556 millones de euros si toma el 100% del capital y a 998.713 millones si se queda solo con el 50,01%.
Los ajustes del balance podrían ser superiores tras la toma de control si BBVA encuentra en los libros del Sabadell agujeros ocultos, ya que la información que maneja para hacer sus cálculos y proyecciones no es completa; el Sabadell no la proporciona al tratarse una operación hostil, sin negociación entre ambas entidades.
El grupo vasco da por seguro que podrá llevar a cabo la fusión y que Moncloa, pese a la oposición del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, dará su visto bueno, pero en sus estimaciones incluye ambos escenarios. Una de ellas serían las pérdidas que tendría que asumir en caso de que tomar únicamente el control y no poder abordar la integración. BBVA dejaría de ganar de partida unos 700 millones.
Para ejecutar la integración, BBVA requiere de la aprobación del Gobierno, siempre y cuando compre todas las acciones del Sabadell y la CNMC dé su aprobación. La comisión de competencia, por el momento, ha dado a entender que su veredicto podría retrasarse sobre el calendario previsto por el grupo vasco, que apuntaba hacia finales de noviembre o diciembre. Además, no se descarta que este regulador pueda tener que disponer de más meses para analizar la operación por su complejidad, lo que podría llevar su decisión hasta la primavera.
El mercado considera desde este verano que BBVA tendrá éxito con casi total probabilidad. La cotización de ambos bancos ha confluido hacia la ecuación de canje planteada y los inversores institucionales, más proclives a aceptar una opa de estas características, se han hecho fuertes en el Sabadell. Si bien cada vez son más las voces que estiman que la entidad presidida por Carlos Torres tendrá que mejorar su propuesta e incluir una parte importante en efectivo. Hace unas semanas, tras ajustar la ecuación a los dividendos distribuidos, incorporó el pago de 311 millones a los socios del catalán, para que sea más atractiva.
Los máximos directivos de uno y otro banco llevan meses de ataques y contraataques y cada día se suceden mensajes de uno y otro bando con la intención de atraer a sus intereses a los accionistas, el mercado, los clientes y los reguladores. Una batalla que, de aplazarse la decisión de la CNMC, se presume larga.