El Sabadell reformará su sede central de Alicante pese a estar en el aire por la opa
La entidad comenzará en breve las obras para renovar la fachada del inmueble, que dejará de ser clave con BBVA
El Sabadell no detiene sus planes por la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada por BBVA con carácter hostil. Su intención es hacer todo lo posible para que la operación fracase y poder seguir en solitario al considerar que su proyecto tiene futuro. Una de las iniciativas que tenía era remodelar parcialmente su sede central en Alicante, que alberga el domicilio social de la entidad desde 2017, cuando lo trasladó por las consecuencias del referéndum independentista de Cataluña. Y no va a paralizarla.
Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el banco presidido por Josep Oliu tiene previsto iniciar en breve las obras para renovar la fachada del inmueble situado en la calle Óscar Esplá de la ciudad levantina, heredado de la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Una entidad que se adjudicó en la pasada crisis financiera.
Con esta decisión intenta hacer un lavado de cara al edificio con el fin de modernizarlo, pese a que si finalmente triunfa la opa de BBVA, la ocupación de esta sede está el aire. El grupo vasco tan solo se ha comprometido a mantener las instalaciones operativas que el Sabadell tiene en Sant Cugat del Vallés (Barcelona), además de impulsar un hub tecnológico en dicha provincia catalana, y de conservar un centro de datos que el banco vallesano tiene en Agua Amarga (Alicante).
Las obras comenzarán con la retirada de los elementos de la fachada planta por planta, de acuerdo con la comunicación que ha realizado la dirección a los representantes de la plantilla. Las personas más afectadas por la reforma serán reubicadas para poder realizar sus labores en las mejores condiciones, según una circular de CCOO.
El Sabadell cuenta con 2.000 empleados en toda la provincia de Alicante, de los que más de 500 están dedicados a labores de los servicios corporativos. Por tanto, la mayoría de la fuerza laboral está enfocada a funciones en la red de sucursales para atender a los clientes.
BBVA ha dejado claro que mantendrá en Bilbao la sede del grupo resultante de la fusión si triunfa su opa y su integración, y que albergará tanto en Madrid como en Barcelona los cuarteles operativos. Por tanto, no está claro qué hará con el edificio de Alicante si la operación de compra triunfa. Algunas fuentes no descartan su venta, que con la reforma que va a realizar el Sabadell mejoraría el precio.
No sería la primera vez que BBVA se deshace de inmuebles clave de entidades que ha ido absorbiendo. Por ejemplo, a principios de este año se ha deshecho de la que fuera sede de Caixa Tarragona, una de las antiguas cajas que está en su poder desde hace casi un decenio. La Diputación provincial decidió en enero ejercer el derecho de tanteo y quedarse con el inmueble, que permanecía cerrado desde 2020.
Aún quedan meses para saber si la opa va a tener éxito. El mercado, en principio, descuenta desde hace tiempo que con toda probabilidad saldrá adelante, aunque existen dudas sobre si BBVA mejorará el precio con la introducción de una parte relevante en efectivo. Para que se abra el periodo de adhesiones y la CNMV apruebe el folleto de la oferta aún tiene que pronunciarse la CNMC, que está valorando si afectará o no a la competencia esta concentración bancaria.
No está claro cuándo dará su veredicto este organismo. Algunas fuentes señalan que el proceso de análisis será largo, ya que pasará a una segunda fase por la complejidad de la transacción. Si fuera así, la decisión de la CNMC podría producirse en primavera de 2025. El objetivo de BBVA es que la autorización llegue antes de que termine 2024.
Toda esta incertidumbre está siendo explotada por la alta dirección del Sabadell, que se opone a la opa, para intentar torpedearla y poner el acento en los riesgos de la misma. Tanto el presidente, Josep Oliu, como el consejero delegado, César González-Bueno, lanzan de manera recurrente distintos mensajes advirtiendo de los peligros sobre la financiación a las pymes, la inestabilidad de México, principal mercado para BBVA, y la política de dividendos que tiene. Su propósito es desincentivar lo máximo posible a los adeptos a la causa del grupo con sede en Bilbao.