La CNMC salva el rechazo del Gobierno a la opa de BBVA y amplía su margen para intervenir
El Ejecutivo podría incluir exigencias adicionales si, a partir de marzo, Competencia autoriza la oferta con condiciones
La decisión de la sala de competencia de la CNMC de abrir una segunda fase en el análisis de la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada por BBVA sobre el Sabadell respalda, por ahora, el rechazo del Gobierno a la operación. Una oposición que ha sido manifestada en reiteradas ocasiones por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Además, le da más margen de maniobra para poder intervenir a partir de marzo.
Las fuentes financieras consultadas por THE OBJECTIVE destacan que la resolución adoptada por la cúpula de la CNMC supone un espaldarazo a la posición del Ejecutivo sobre esta transacción. De hecho, el veredicto de este martes responde a las presiones políticas de las últimas semanas para que fuera en la dirección acordada, en contra de la postura de la mayor parte del equipo técnico que estaba estudiando el caso. Esto ha provocado una guerra interna en el seno del organismo supervisor, ya que los expertos de la casa consideraban que debía haberse aprobado la oferta de compra con las medidas comprometidas por BBVA para evitar posibles efectos negativos en la competencia del sector.
Cuerpo se ha mostrado desde primer momento contrario a la opa. Pero no tiene poder para vetarla. Lo único que puede bloquear es la integración de los dos bancos una vez triunfe la adquisición, una iniciativa que pretende llevar a cabo BBVA. Que la CNMC haya abierto un estudio más profundo a la operación conlleva no solo aplazar al menos hasta marzo todo el proceso, sino que permite al Gobierno incorporar exigencias adicionales siempre y cuando autorice la compra con requerimientos adiciones a los compromisos del grupo vasco -conocidos como remedies-. En este escenario, el Consejo de Ministros podría imponer condiciones más duras, antes incluso de pronunciarse sobre un posible veto a una fusión.
BBVA ya ha advertido en distintas ocasiones de que si las reclamaciones son excesivas e inasumibles, puede dar marcha atrás en su intención de controlar el Sabadell para proceder después a una unión de ambos bancos con el fin de lograr unas sinergias de costes de unos 850 millones de euros, retirando la opa.
En marzo, eso sí, la CNMC podrá dar el visto a la opa únicamente con los compromisos de BBVA, que tienen por objeto mantener la financiación de circulante a las pymes durante un tiempo, doce meses, o no abandonar municipios donde solo una de las dos entidades está presente. En este supuesto, el Gobierno no tendría capacidad para intervenir.
El grupo vasco considera que la decisión de Competencia es un mero traspié en el calendario que tenía establecido inicialmente y que ahora tendrá que esperar al veredicto final. Su visión es que no habrá exigencias estructurales, tal y como señaló hace unas semanas el consejero delegado, Onur Genç, por lo que solo es una cuestión que afecta al tiempo. Entonces se quejó de que la incertidumbre no era buena para nadie.
La hoja de ruta de BBVA era que la CNMC hubiera aprobado este noviembre la opa y que, entonces, se hubiera podido abrir el periodo de adhesiones para que los accionistas del Sabadell pudieran venderle los títulos si quisieran a través del canje planteado, que fue ajustado recientemente.
Los inversores, desde hace unos días, vienen anticipando un alargamiento del proceso, elevando las dudas sobre el resultado final al desequilibrar el canje a las cotizaciones de ambos bancos. La prima ha pasado de menos del 3% a más del 6% en apenas unas sesiones, lo que indica que ha tenido influencia el pronunciamiento de la CNMC. Desde verano, los inversores daban por hecho que no iba a haber este retraso en el proceso, ya que los títulos encajaban prácticamente a la perfección con la oferta hostil presentada. Tan solo se pensaba que la propuesta podría ser mejorada por BBVA, con la inclusión de una parte en efectivo, para convencer al máximo número posible de accionistas del Sabadell.
La cúpula del banco catalán, con el veredicto de Competencia, respira aliviada, porque gana meses para fortalecer su rechazo y atraer a su causa a inversores y clientes. Por ejemplo, tiene previsto anunciar un aumento del dividendo para los próximos dos años, una de las armas más poderosas con las que cuenta para intentar torpedear la opa de BBVA.