BBVA descarta medidas duras de Trump contra México y limita el golpe en su mayor mercado
El banco considera «muy poco probable» que el nuevo mandatario de EEUU vaya a imponer deportaciones masivas
BBVA se encuentra desde hace meses en el foco de atención de los inversores, no solo por la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada sobre el Sabadell, sino por el impacto que puedan tener las medidas anunciadas por el presidente electo de EEUU, Donald Trump, contra México, su principal mercado. Una preocupación que ha sido explotada por la cúpula del banco catalán en su lucha frente a la propuesta de compra y absorción.
El grupo vasco confía en que las decisiones que finalmente adopte el nuevo mandatario estadounidense sean menos gravosas que las anunciadas, limitando así el impacto que pueda tener sobre la economía mexicana -y, por tanto, a su franquicia- y descartando que sean extremas. En un informe reciente al que ha accedido THE OBJECTIVE, el servicio de estudios de BBVA considera «muy poco probable» el escenario de que Trump vaya a poner en marcha deportaciones masivas y endurecer la vigilancia en la frontera, dos de las promesas lanzadas durante la campaña electoral.
Este optimismo de los expertos de la entidad se muestra después de haber analizado el movimiento de remesas de noviembre que ingresó México, el primer mes tras la victoria presidencial del líder republicano, una actividad muy dependiente de posibles decisiones que pueda adoptar la Casa Blanca.
BBVA explica que en noviembre de 2016, el triunfo de Trump disparó las remesas un 25.8%, debido a las amenazas de una expulsión masiva de inmigrantes y un posible impuesto a las mismas. En noviembre de 2024, el crecimiento ha sido más reducido, de un 10,6%, por lo que «no es evidente que exista el mismo efecto» en los envíos de dinero de ciudadanos a México.
La mayor parte de las remesas que llegan al país azteca procede de EEUU, con lo que el ascenso tan espectacular obedeció hace ocho años al temor a una deportación generalizada, que llevó a que muchos mexicanos al otro lado de la frontera aceleraran las transferencias. Dichas repatriaciones, durante el primer mandato de Trump, no se cumplieron, algo que ahora ha llevado a que el miedo sea menos pronunciado.
El servicio de estudios de BBVA apunta, además, a que una medida de estas características es improbable porque «afectaría a la economía de EEUU», ya que depende de la fuerza de trabajo migrante y «aumentaría su inflación, en especial en la relativa a la producción, manufactura y preparación de alimentos». El banco también descarta, de igual manera, que Trump vaya a cumplir con este compromiso electoral para el resto de la población de otros países de América Latina.
Sobre lo que no se pronuncia la entidad en el informe es sobre los aranceles del 25% que ha dicho que impondrá el mandatario estadounidense a los productos de México en cuanto regrese a la Casa Blanca, dentro de dos semanas. Un coste que, según ha anunciado, extenderá a las importaciones que lleguen de Canadá y China. De cumplir con esta promesa, el PIB podría resentirse y, por tanto, la capacidad del grupo vasco de generar ganancias y mejorar su rentabilidad.
El mercado mexicano es fundamental para BBVA, al aportar algo más del 50% del beneficio del grupo. Por ello, su cotización se ha visto golpeada por la incertidumbre que genera la vuelta de Trump a la Casa Blanca. De hecho, el día que ganó las elecciones el banco se desplomó, arrastrando al Sabadell, cuya evolución está ligada con motivo de la opa.
En diferentes ocasiones, los directivos de la entidad catalana han alertado a sus accionistas de los riesgos que supone México para BBVA, para que no acudan a la oferta una vez se abra el proceso de adhesiones. Han llegado a calificar al grupo vasco de «entidad mexicana en euros» y a afear su generosa política de dividendos ante la inestabilidad que genera el mercado azteca en la actualidad.
Precisamente BBVA quiere hacerse con el Sabadell para equilibrar la procedencia de sus cuentas, al depender de México y otros países emergentes. Con ello pretende que España, una economía consolidada, gane peso. Para que logre su objetivo, aún debe recibir la autorización de la Comisión Nacional de los Mercados de la Competencia a la operación, tras retrasar su bendición, y que se inicie el periodo de órdenes de venta de los títulos por parte de los accionistas del banco catalán.