La banca bate en 2024 su récord de beneficios en España con más de 30.000 millones
El anterior máximo data de 2007, cuando el sector rozó los 26.700 millones de euros en nuestro país

Sucursales de los tres mayores bancos. | EFE
La banca batirá su récord de beneficios en España, con más de 30.000 millones en 2024. Las cuentas del ejercicio de las entidades comenzarán a conocerse en los próximos días y las proyecciones apuntan a que la actividad en nuestro país del conjunto del sector sobrepasará dicho umbral, pese a que ya se está notando el efecto en los ingresos de los menores tipos de interés y el coste del impuestazo del Gobierno.
Atendiendo a las cifras de 2023, las ganancias habrían avanzado un 20% gracias en parte a la buena cosecha del primer semestre y a la reactivación de la actividad crediticia, especialmente las hipotecas. Hasta junio, los resultados de la banca rozaron los 20.000 millones, prácticamente tanto como en todo 2022, y hasta octubre, según los datos del Banco de España recabados por THE OBJECTIVE, se elevaron hasta los 26.642 millones.
Las entidades habían logrado su máximo de beneficios en 2007, cuando llegaron a ganar casi 26.700 millones. Entonces la burbuja inmobiliaria estaba dando sus últimos coletazos y el sistema financiero se encontraba en sus mejores momentos.
Sin el gravamen extraordinario establecido por el Gobierno y que se ha ampliado otros tres años, el desempeño de la banca habría aún más relevante. El impuestazo drenó unos 1.700 millones al sector, aunque solo fue abonado por los diez principales grupos por facturación. A partir de ahora, prácticamente todas las entidades deberán pagarlo tras haberlo endurecido el Ejecutivo.
Pese al mantenimiento de este tributo y el descenso de los tipos de interés, que se agudizará, los bancos son optimistas sobre el recién estrenado año. Esperan mantener a flote los resultados y confían en poder ofrecer incluso mejores beneficios en 2025, por la aceleración de la actividad y el aumento de las comisiones ante el repunte de las contrataciones. Estos dos factores, a juicio de los responsables financieros, compensarán la prevista caída de los ingresos por la disminución del precio oficial del dinero y el desplome del euríbor.
Las vacas gordas, por tanto, parece que han vuelto para quedarse en la banca, aunque en el horizonte existan ciertas incertidumbres, entre las que destacan el ritmo y la intensidad de las bajadas de las tasas por parte del BCE. Los banqueros estiman que a finales de 2025 estas se sitúen en el 2 o 2,25%, aunque hay inversores que ponen la cifra en el 1,5% o 1,75%. En función de dónde lleguen a colocarse y cuándo dependerá si este ejercicio vuelven a batir el récord o no.
Los beneficios de la banca en tan solo tres años se habrán duplicado en nuestro país, ya que en 2021, cuando los tipos estaban en negativo, rozaban los 15.000 millones. Ahora, con la nueva era de normalización monetaria, las entidades han entrado en otra fase en la que, a pesar de las buenas expectativas por el entorno, se podrían dar nuevas fusiones.
El primero que se ha adelantado ha sido BBVA, que lanzó el pasado mayo una oferta pública de adquisición de acciones (opa) sobre el Sabadell con carácter hostil. Un movimiento que, a priori, no será secundado por otros grandes grupos con transacciones de este estilo, pero que podría seguirse por entidades de menor tamaño, que necesitarán en los próximos años reducir su base de costes para afrontar inversiones cuantiosas en tecnología.
Por el momento, BBVA no ha logrado hacerse con el Sabadell. Todavía requiere del beneplácito de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), tras haber dilatado el estudio de la adquisición. Cuando eso suceda, a partir de finales de febrero o marzo, el grupo vasco podrá abrir el proceso de adhesiones, una vez la CNMV autorice el folleto de la opa.
La reducción de los tipos también tiene implicaciones positivas. Dos de ellas son las más claras. Por un lado, al ser menos costosa la financiación, hay una mayor demanda de préstamos, como ya se ha visto reflejado en el mundo hipotecario. Por otro, las entidades tendrán un mayor control de la morosidad, que en los últimos años se ha mantenido a raya a pesar de los distintos episodios convulsos, como las consecuencias de la pandemia, la subida de la inflación por la invasión de Ucrania o la guerra de Gaza.