BBVA remodela su filial tecnológica antes de integrar al Sabadell y reagrupa el equipo
Reestructura el consejo y cambia la sede de esta división, que será clave en la fusión si triunfa la opa

El presidente de BBVA, Carlos Torres | Europa Press
BBVA ha decidido dar una vuelta de tuerca a su filial tecnológica antes de integrar al Sabadell si prospera la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada con carácter hostil. El grupo ha remodelado parte de su consejo de administración y ha agrupado en un mismo edifico a buena parte del equipo.
Hace justo un año el banco puso en marcha BBVA Technology, que aunaba las tres sociedades que tenía para la transformación del ‘software’, una de sus prioridades del área de ingeniería para los próximos años. Ahora se convertirá en una pieza clave para que la fusión del Sabadell, de producirse, se haga sin complicaciones.
Según ha podido saber THE OBJECTIVE, esta franquicia ha trasladado su sede a mediados de este mes de la madrileña calle María Tubau a una muy próxima en la que el grupo vasco tiene otro inmueble, Federico Mompou. Además, ha llevado a cabo una serie de cambios en su órgano rector.
Fuentes del banco explican que «el cambio de sede se debe a una estrategia de eficiencia de costes y una apuesta por optimizar los espacios, agrupando a los empleados de Technology en un mismo entorno para potenciar la colaboración».
El consejo de esta filial está presidido por Jordi García Bosch, que según Bloomberg ha sido el elegido por Carlos Torres para pilotar el equipo de la integración. Este directivo es una de las personas de máxima confianza del presidente de BBVA. Durante años fue su jefe de gabinete y a partir de ahora se le ha encomendado la misión de liderar la fusión con el Sabadell. La gestión de la franquicia de la tecnológica está en manos de Ricardo Jurado.
El órgano de administración, al tiempo que se cambiaba la sede y elegía a García Bosch ‘jefe’ de la operación, dio entrada a Sergio Rodrigo Bonich Dinamarca, Raquel Marín Hidalgo y Marta Sanz Arronte, y cesaba de sus cargos a Emilio Guillor Villegas y Ricardo Oliver Gómez. Esta reestructuración, según fuentes de BBVA, «se enmarca dentro de la evolución natural de la estructura organizativa» y «no afecta ni condiciona ni la actividad ni el propósito de la empresa».
BBVA Technology empezó a operar a principios del año pasado con cerca de 3.000 empleados y oficinas en Madrid, Barcelona y Bilbao para unir las sociedades Next Technologies, IT España y Datio, con el fin de potenciar el área tecnológica.
Todos estos cambios coinciden prácticamente en el tiempo con la decisión del Sabadell de retornar su sede social a Cataluña tras siete años en Alicante, con el fin de recabar todo el apoyo político posible -principalmente del Gobierno- para torpedear la opa. Hasta la fecha, el Ejecutivo ha mantenido su oposición a la transacción y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) amplió en noviembre el análisis de la misma.
Por el momento, el regreso a su territorio de origen no ha modificado las estimaciones de los inversores, que siguen confiando en el éxito de la opa propuesta por BBVA, aunque hay un sentir cada vez mayor de que finalmente tendrá que mejorar el precio, con la inclusión de una parte en efectivo.
El Gobierno solo tiene capacidad para poder vetar una fusión, pero no la opa, aunque también podría imponer condicionantes para que la oferta de compra arranque bajo criterios de seguridad nacional o interés general. Pero podría presionar a la CNMC para que adopte una posición contraria a la concentración de ambas entidades.
El movimiento del Sabadell persigue lanzar un guiño al Ejecutivo, que está intentando rebajar la tensión política en Cataluña -y que alcanzó un acuerdo con Carles Puigdemont para investir a Pedro Sánchez- para incentivar la vuelta de las empresas que huyeron después del referéndum del 1-0.
La integración de ambas entidades, de producirse, no llegará al menos hasta finales de este año, pero BBVA ya ha puesto toda la maquinaria para que no haya errores. No se espera que la CNMC se pronuncie hasta marzo. De ser favorable su veredicto, tendrá que arrancar el periodo de adhesiones para que los accionistas del Sabadell acudan a la oferta y puedan vender, si quieren, sus títulos. Un plazo que durará hasta 70 días.
Para materializar una fusión y reclamar la autorización al Ministerio de Economía, BBVA habrá tenido que alcanzar antes el 90% del capital, un umbral que algunos expertos consideran que será difícil de lograr teniendo en cuenta las hostilidades existentes. Aunque la pretensión del grupo vasco es absorber al catalán, se conformaría con llegar a la participación de control del 50,01%, vital para que la opa triunfe.