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El negocio de pymes del Sabadell se resiente en Cataluña y Valencia tras la opa de BBVA

La entidad recorta el saldo de financiación un 6% a este colectivo en su región de origen y un 2% en la levantina

El negocio de pymes del Sabadell se resiente en Cataluña y Valencia tras la opa de BBVA

Una oficina del Sabadell. | Europa Press

El negocio de pymes y autónomos del Sabadell cae en el conjunto de España tras la oferta pública de adquisición de acciones (opa) de BBVA, pero lo hace con mayor fuerza en Cataluña y la Comunidad Valenciana, las dos zonas en las que existe una concentración de actividad y, por tanto, mayores riesgos para la competencia en el caso de que la operación prospere.

En concreto, el saldo de la financiación a pequeñas y medianas empresas del Sabadell en el conjunto nacional retrocedió un 0,6% en 2024. Sin embargo, en las dos regiones en cuestión el descenso es muy superior. Los datos de la propia entidad recabados por THE OBJECTIVE indican que en Cataluña el volumen se hundió un 6% y en la Comunidad Valenciana, un 1,9%. Dos porcentajes que son, por tanto, muy superiores con respecto al conjunto del país.

Con esta caída se podría facilitar un veredicto favorable o menos gravoso de condiciones para BBVA por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que está analizando con más detenimiento la opa tras ampliar el periodo en noviembre ante los riesgos existentes, tras una división interna por divergencias de opinión. Entre los riesgos destacaban precisamente las implicaciones que podría tener la operación para el segmento de las pymes y los autónomos. Se espera que en las próximas semanas este regulador tome una decisión al respecto. A priori se descarta que la vaya a prohibir, pero aún no está claro si la aprobará con los compromisos ya asumidos por el banco vasco o impondrá exigencias más severas.

Uno de los argumentos repetidos desde un principio por la cúpula del Sabadell contra la transacción estaba centrado precisamente en las consecuencias negativas que podría tener la suma de ambas entidades para las pequeñas compañías y los autónomos, sobre todo en Cataluña y la Comunidad Valenciana. De hecho, las organizaciones empresariales de estas dos zonas han rechazado enérgicamente la opa por los eventuales impactos y han intentado, sin éxito, que sus temores hayan sido tenidos en cuenta por la CNMC, que ha rechazado todas sus alegaciones.

La menor actividad en ambas regiones por el Sabadell se venía ya evidenciando en la primera parte de 2024, con la opa de BBVA puesta encima de la mesa. Hasta junio la actividad en estas dos autonomías se había estancado, y lo había hecho por el negocio de pymes. Por entonces, muchos competidores habían lanzado una ofensiva comercial para intentar robar clientes, aprovechando la hostilidad entre el grupo catalán y el vasco, y la mayor demanda de diversificación por parte de los usuarios ante el escenario de un triunfo de la opa.

El Sabadell tiene concedidos 6.430 millones en Cataluña a pequeñas empresas y autónomos y 2.246 millones en la Comunidad Valenciana. En suma, representa el 40% de todo este negocio que dispone en toda España, que alcanza los 21.866 millones. En Madrid, por contra, elevó los saldos un 5,1%, hasta los 4.326 millones.

El descenso generalizado en el conjunto nacional de esta actividad que registra el banco se produce en medio de la opa, pero también en un momento en el que la financiación a las pymes y los autónomos no termina de despegar en el sistema, a diferencia de lo que ocurre con las hipotecas y los préstamos al consumo. Las peticiones aún no se han recuperado pese a la bajada de los tipos de interés.

El Sabadell, además de alertar sobre los riesgos que supondría la opa para las pequeñas compañías y los profesionales, ha puesto en el centro de su defensa la retribución a sus accionistas, la revalorización en Bolsa de los últimos años y el traslado de la sede social de Alicante a Barcelona. Un movimiento que es un guiño al Gobierno para que mantenga su oposición a la transacción. El Ejecutivo podría endurecer las exigencias que la CNMC pueda imponer a BBVA, dificultando la misma. Además, tiene potestad para vetar una posterior fusión.

El banco considera que su proyecto en solitario es más atractivo que el plan de unión, por lo que batalla con todas sus armas para sobrevivir como hasta ahora y no ser controlado por BBVA. El mercado, hasta la fecha, cree que la operación saldrá adelante, aunque para ello el grupo vasco deberá mejorar las condiciones económicas planteadas.

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