BBVA acelera en Italia antes de llegar a Alemania y en pleno parón de la opa al Sabadell
El grupo capta en los últimos meses otros 100.000 clientes en el país transalpino y roza ya los 700.000

El presidente de BBVA, Carlos Torres. | Europa Press
BBVA acelera su crecimiento en Italia antes de irrumpir en Alemania y en pleno parón de la oferta pública de adquisición de acciones (opa) sobre el Sabadell, que le está impidiendo avanzar tanto en nuestro país como pretendía. El grupo vasco ha elevado el número de clientes en el país transalpino en unos 100.000 en los últimos meses, con lo que roza ya la barrera de los 700.000 usuarios.
La entidad puso en marcha su operación en Italia a finales de 2021 y desde entonces no ha parado de captar negocio a través de una plataforma digital. Un modelo que quiere trasladar a otros países en los que no está presente. En la actualidad, BBVA trabaja para desembarcar en Alemania a través de un banco digital.
Su llegada al territorio germano se espera para principios de este verano, fecha en la que previsiblemente no habrá logrado hacerse con el Sabadell por las dudas y los retrasos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sobre la operación. Todavía necesita su autorización, que se espera para después de la Semana Santa, según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE. El presidente del catalán, Josep Oliu, ha señalado incluso que el veredicto de este supervisor podría llegar entrado mayo.
Mientras tanto, BBVA continúa con sus planes para diversificar su actividad y no depender tanto de México y, en menor medida, de Turquía y otros países latinoamericanos. Por el momento, en Italia está aumentando el ritmo de captación, ya que la entidad cuenta con más de 680.000 clientes. En algo más de un año ha captado unos 200.000.
El responsable de bancos digitales del grupo, Murat Kalkan, subrayó recientemente en unas jornadas públicas que «una estrategia online bien ejecutada, como la de BBVA en Italia, puede convertirse en un motor clave de crecimiento y en un activo estratégico para la expansión internacional». E hizo hincapié en la proliferación de este tipo de entidades en todo el mundo y en su importancia sobre el mayor equilibrio de la competencia.
De hecho, BBVA centró su ofensiva a favor de la opa en un principio en la existencia de muchas entidades digitales y que el sistema ya no se podía analizar como antes, cuando solo había bancos tradicionales, es decir, centrados en una operativa a través de sucursales.
La entidad, por el momento, no ha logrado convencer a la CNMC de que su operación sobre el Sabadell no supone un peligro para la competencia bancaria, que desde hace unos días ha iniciado un nuevo test de mercado para comprobar los riesgos, y si los compromisos asumidos son suficientes para disipar cualquier duda.
BBVA confiaba en que este regulador hubiera aprobado la opa, pero en noviembre decidió analizarla con mayor detenimiento. Un estudio que aún no ha finalizado y que está bloqueando todo el proceso. Salvo sorpresas se prevé que la transacción salga adelanta sin requerimientos insalvables, pero posteriormente el Gobierno podría imponer nuevas medidas, por razones de interés general, que pueden encarecer la adquisición. El Sabadell ya ha pedido a Moncloa que deje claro cuanto antes, por ejemplo, que no autorizará una fusión siempre y cuando la opa finalice con éxito, algo que podría suponer un mayor coste, ya que no se conseguirían las mismas sinergias de gastos.
El escenario central sigue siendo que BBVA tomará el control del banco catalán, un hecho que de producirse podría darse a finales del verano o principios de septiembre. Es decir, ocho o nueve meses después de lo calculado por el vasco cuando lanzó la opa, hace casi un año. De alcanzar el objetivo, el peso de España sobre el grupo que preside Carlos Torres se incrementará significativamente y equilibrará su balance.
Pero los inversores descuentan que no le quedará otra que ser más generoso para lograr esta hazaña. Desde hace días la prima se ha desencajado por completo y la ecuación de canje ofrecida es claramente negativa, lo que indica que el mercado está exigiendo una mejora del precio sí o sí. Además, distintos expertos apuntan a que este aumento de la contraprestación debería hacerse en efectivo, por un valor que podría rondar los 2.000 millones. BBVA insiste en que no tiene margen para elevar las condiciones económicas, pero cuenta con un exceso de capital que llega a los 3.400 millones. Un dinero que podría usar si quisiera para hacer más atractiva la opa.