BBVA teme represalias de sus accionistas si fracasa la opa sobre el Sabadell
El grupo vasco admite la posibilidad de «reacciones adversas de los inversores» si no toman el control del catalán

Los presidentes del Sabadell, Josep Oliu, y el presidente de BBVA, Carlos Torres | Europa Press
BBVA teme que un fracaso en su oferta pública de adquisición de acciones (opa) sobre el Sabadell con carácter hostil cause represalias de sus inversores. Aunque el escenario que maneja es que la operación salga adelante, el banco ya reconoce algunas de sus consecuencias y riesgos.
El grupo vasco admite en un documento remitido esta semana a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que si la oferta no llegase a liquidarse, podría generar «reacciones adversas en los inversores». Unos efectos negativos que el banco extiende también a clientes y empleados y que, entre otros, podrían socavar su reputación.
BBVA es consciente de la importancia que tiene cerrar con éxito la toma de control del Sabadell. Uno de los impactos que podría tener también en caso contrario es la salida de su presidente, Carlos Torres. Aunque este extremo la entidad no lo admite y el propio máximo responsable ha desvinculado en todo momento su mantenimiento en el cargo con el resultado de la opa, fuentes financieras sostienen a THE OBJECTIVE que sus accionistas podrían exigirle que dejara el puesto. Sería la segunda vez que no lograra hacerse con el catalán y, por tanto, un nuevo borrón en su estrategia.
De hecho, algunos de los fondos presentes en su capital son los que empujaron a BBVA a lanzar la opa para poder equilibrar su balance, muy dependiente de la evolución de mercados emergentes, empezando por México. Estos mismos inversores, llegado el caso, podrían reclamar la cabeza de Torres -entre otros directivos- si la adquisición no se lleva a cabo. Hace unas semanas el presidente fue reelegido en la junta de accionistas por otros tres años sin que la oferta de compra haya avanzado ni se haya resuelto, al estar todavía en el cajón de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que todavía tiene que dar el visto bueno después de que en noviembre ampliara el análisis.
Tras su veredicto se espera que el Gobierno pueda intervenir, con la imposición de medidas adicionales. Posteriormente, se abriría el periodo de adhesiones para que los accionistas del Sabadell puedan vender sus títulos una vez sean autorizados por la CNMV. En la actualidad, esta última fase se prevé para principios de verano, aunque los plazos aún son inciertos.
Entre los riesgos de que la oferta no se liquide o fracase, BBVA sí admite una posible bajada de la cotización o de fluctuaciones en el precio. Algunos inversores están descontando que la opa tendrá éxito, aunque para ello tenga que mejorar la contraprestación. Uno de ellos podría ser Goldman Sachs, asesor del Sabadell en la opa, que en los últimos días ha elevado su presencia en el capital del grupo vasco, alcanzando una participación del 4%. O de Capital Research, que ha irrumpido en las últimas semanas con fuerza, aflorando un 5%.
Fuentes del banco sostienen que este tipo de alertas sobre escenarios remotos o inmateriales tienen por objeto «protegerse frente a posibles demandas legales» ante la posibilidad de que sucedan y «que no reflejan su posición sobre temas de actualidad».
BBVA ya ha dejado claro que, en el caso de que las exigencias de la CNMC o las posteriores del Gobierno sean muy exigentes y costosas, retirará la propuesta de adquisición, con lo que las eventuales represalias podrían llegar a darse, aunque el banco y sus responsables confían en que la sangre no llegue al río y esperan el éxito pleno de la transacción. Eso sí, lo que no tienen tan claro es que la posterior fusión pueda ejecutarse, y desde hace tiempo indican que sin una integración, que tiene que ser autorizada por el Gobierno, lograrán buena parte de los ahorros de costes de 850 millones gracias a la implantación de una plataforma tecnológica única para ambas entidades.
El Sabadell considera que este supuesto es imposible y que los ahorros estimados descenderían sustancialmente si BBVA toma su control pero no materializa una integración. Por ello, ha reclamado al Gobierno que se pronuncie claramente cuanto antes sobre si vetará la unión, ya que intenta que muchos de sus socios decidan no acudir a la opa al entender que la rentabilidad de la transacción será mucho más baja.