Sánchez, forzado a intervenir en la opa de BBVA al no encontrar el Sabadell un 'caballero blanco'
No logra otro banco para fusionarse o que lance una contraoferta, algo que sortearía el bloqueo del Gobierno

El presidente del Sabadell, Josep Oliu, saludando al presidente del Sabadell, Josep Oliu | Europa Press
El Gobierno presiona para que el Sabadell encuentre un caballero blanco que le salve de las garras del BBVA y así evitar su intervención en la oferta pública de adquisición de acciones (opa) hostil, una vez abierta la inusual consulta ciudadana. Pero el banco catalán no está encontrando otra entidad con la que fusionarse o que ponga sobre la mesa una contraoferta. Además, el tiempo apremia.
Fuentes financieras consultadas por THE OBJECTIVE dan por descartada esta vía y apuntan a que al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, no le quedará otra que tomar cartas en el asunto y tendrá que o bien poner condicionas draconianas para que BBVA desista de su empeño o saltarse la normativa vigente vetando directamente la opa.
Desde hace tiempo el Sabadell viene buscando un banco con el que integrarse para ganar tamaño y conformar un núcleo duro de accionistas que le blinden de operaciones hostiles como la del grupo vasco. De hecho, la falta de un conglomerado fiel de inversores es lo que empujó a BBVA a embaucarse.
Este fin de semana la especulación ha sido máxima y en distintos medios se ha señalado que el Sabadell estaba explorando o negociando una fusión con Abanca. Pero la entidad gallega ha salido al paso de las informaciones indicando que no está interesada en unirse al banco catalán, lo que pone de manifiesto que el banco que preside Josep Oliu, al menos sí que se ha acercado en algún momento para iniciar conversaciones.
Ya en el pasado buscó abrir negociaciones con Unicaja, pero también fracasó. Y hace cuatro años y medio, cuando BBVA estudio por primera vez su adquisición, en el Sabadell se apuntaba a una integración alternativa con Kutxabank, o incluso una alianza con un banco francés. En el mercado también se descarta la irrupción de un caballero blanco internacional, como el holandés ING, al que el catalán también habría intentado sumar a su causa en los últimos meses.
El propio Sabadell no oculta que la tarea es ardua o improbable que ocurra. Hace unos días, su consejero delegado, César González-Bueno, indicó que le gustaría llevar a cabo una fusión con un banco mediano en España, pero que no había interés por parte del resto. Y tampoco necesidad. Ni las entidades citadas ni Bankinter ni Ibercaja pretenden abordar una integración. Además, todas ellas cuentan con un accionista de referencia y sólido que impide cualquier operación sin desearla. La única posible es con BBVA, pero el Sabadell se niega de plano y ha sumado a su causa opositora a buena parte del empresariado –sobre todo catalán–, a casi todos los partidos políticos y al Gobierno central.
Esta semana culminará la insólita consulta pública iniciada por el Gobierno y dispondrá de otra semana para analizar los datos y decidir si el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, eleva la opa del BBVA al Consejo de Ministros para imponer exigencias añadidas a las de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) o suavizarlas. Moncloa contará a partir de entonces con un mes para tomar una decisión, algo que quiere evitar a toda costa porque su intromisión espantaría a los inversores extranjeros, al dar otro mensaje de «ordeno y mando» y de inseguridad jurídica.
Además, no se descarta que unas medidas muy severas contra el BBVA puedan llegar a los tribunales. Tanto el grupo vasco como alguno de sus accionistas o del Sabadell podrían judicializar cualquier intento de bloqueo a la operación hostil. Lo que parece claro es que Sánchez no va a tener fácil zafarse de las peticiones a un bloqueo de la opa por parte de los independentistas catalanas y otras formaciones que sustentan su Gobierno, como Sumar, y que su postura será contundente.
Este lunes el alcalde socialista de Barcelona, Jaume Collboni, reclamaba firmeza las en exigencias para ampliar las garantías a una financiación barata a las pequeñas y medianas empresas, la preservación de todo el empleo y el mantenimiento del arraigo al territorio. Lo que pide, en definitiva, es que la toma de decisión del Sabadell se mantenga en Cataluña, sobre todo después de que el banco devolviera la sede a su domicilio histórico de origen.