La venta de TSB por el Sabadell: de operación defensiva a una oportunidad para BBVA
El vasco podría recibir más de la mitad de los 2.500 millones de dividendo extra del catalán o lanzar una recompra

Ilustración de Alejandra Svriz.
La venta de la filial británica por parte del Sabadell está diseñada como una operación defensiva contra la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada por BBVA. Pero se puede convertir en una gran oportunidad para el grupo vasco por las limitaciones impuestas por el Gobierno. Unas trabas por las que, además, el banco que preside Carlos Torres podría recibir una indemnización millonaria del Estado si las recurre y obtiene una victoria en los tribunales.
BBVA ya ha comunicado que va a seguir adelante con la opa pese a no poder fusionar el Sabadell en al menos tres años y tener que gestionar el catalán de manera independiente y autónoma. El último movimiento de la entidad liderada por Josep Oliu ha acordado la desinversión al Santander de su franquicia del Reino Unido, TSB, con el fin de poner más palos en las ruedas de la propuesta lanzada por el bilbaíno. Este martes aceptó la oferta de Barclays y ha convocado una junta de accionistas para validar la venta y evitar el deber de pasividad que le exige la ley a su consejo de administración.
Esta operación, según destacan fuentes financieras consultadas por THE OBJECTIVE, puede llegar a ser incluso beneficiosa para BBVA, lejos de las intenciones del Sabadell, ya que, por un lado, el grupo vasco tenía previsto desprenderse de TSB a corto o medio plazo para costear parte la integración y, por otro, podrá utilizar el dinero conseguido si triunfa su opa hostil. O llevarse buena parte de él o todo.
Las mismas fuentes sostienen que para el Sabadell la desinversión solo le sirve para generar más dudas e incluir las plusvalías y la liberación de capital creada en una promesa de mejorar el dividendo en efectivo por un importe extra cercano a los 2.500 millones. Con ello, pretende que sus socios no se adhieran a la oferta puesta sobre la mesa por BBVA. Pero solo será una promesa, ya que la venta del británico no se cerrará hasta el primer trimestre de 2026, con la opa ya finalizada. El vasco podría mantener el dividendo propuesto ahora y llevarse al menos la mitad. O modificarlo por una recompra masiva de acciones con este colchón, ya que el Sabadell estaría sobrecapitalizado.
Por tanto, todo este arsenal podría ser usado en su totalidad por el Sabadell bajo el control ya de BBVA ahora o con el tiempo. si decidiera lanzar una recompra siempre y cuando no logre una participación cercana al 100%. Con estas adquisiciones de títulos no solo podrá contener una caída brusca de la cotización del Sabadell, ya que se mantendría en Bolsa hasta su exclusión, y elevar al mismo tiempo su porcentaje del capital, debido a que los títulos adquiridos se amortizan por completo y aumentan el peso de los socios que se quedan. En este escenario, el bilbaíno tendría al menos más de un 50%. Esta alternativa, a juicio de las fuentes consultadas, reduciría el coste de una posterior opa de exclusión.
Hay que tener en cuenta que hay accionistas del Sabadell contrarios a la opa y que previsiblemente no se adherirán a la oferta de canje planteada. Por ejemplo, muchos minoritarios, que no quieren que desaparezca el catalán como entidad en solitario, y algunos institucionales, como Zurich, que perdería a medio plazo una parte importante de su negocio en España al tener que poner fin a su alianza de seguros. Esto sucedería tras la integración que, a priori, no llegará hasta 2028. La aseguradora ha tomado este año un 4,1% del banco vallesano.
BBVA, además, podrá también mantener el banco que tiene abierto en la actualidad el Sabadell, que finalizará en diciembre. Cuando pase de manos el banco, siempre y cuando la opa no fracase, quedará un torno a un tercio por materializarse. El plan está basado en el desembolso de 755 millones, de los que ya ha ejecutado el 50%.
Es decir, con todo este volumen de dinero en el bolsillo, BBVA podría hacerse con un total de un 8% aproximadamente del Sabadell una vez finalizada la opa, disminuyendo la posible oferta de exclusión. Y todo gracias a las iniciativas llevadas en parte a cabo por la actual dirección del catalán, que se opone con uñas y dientes a la oferta. Un rechazo que le ha obligado a tomar decisiones sobre la marcha para intentar tumbarla.
La más llamativa ha sido el regreso de su sede social a Barcelona desde Alicante -donde se ubicó tras el referéndum independentista catalán de octubre de 2017- para ganarse el apoyo total del Gobierno frente a la propuesta de adquisición hostil. O vender a última hora TSB para forzar a BBVA a que baje el precio de opa para ajustarla al nuevo perímetro, pero no está claro que el vasco lo vaya a hacer. Podría mantener el canje, lo que de facto sería una subida. Y después aprovechar el dinero obtenido con la filial británica del catalán.