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BBVA admite que sufrirá en Argentina y Turquía hasta 2028 tras un agujero de 7.100 millones

Espera dejar la contabilidad por hiperinflación en ambos países en tres años, lo que le obligará a ajustar más sus cuentas

BBVA admite que sufrirá en Argentina y Turquía hasta 2028 tras un agujero de 7.100 millones

El presidente de BBVA, Carlos Torres. | Europa Press

BBVA extiende el plazo que sufrirá un castigo en Turquía y Argentina por la elevada inflación hasta 2028. La entidad no espera que hasta entonces la situación se haya controlado del todo y deje de contabilizar menores ganancias por el alto crecimiento de los precios en ambos mercados. Por tanto, el grupo español seguirá perdiendo dinero los próximos tres años tras haberse anotado un golpe 7.085 millones desde 2022.

El banco proyecta que tanto en uno como en otro país la evolución vaya a mejor, según pasa el tiempo, descendiendo de manera gradual tanto la subida de los previos como los tipos de interés. Y confía que en 2028 se deje de aplicar la contabilidad por hiperinflación. No será hasta entonces cuando sus filiales aporten todo su potencial. Fuentes oficiales del conglomerado financiero explican a THE OBJECTIVE que ambos mercados están corrigiendo gradualmente sus desequilibrios, pero que uno de los criterios para abandonar dicha contabilidad es que la inflación acumulada durante tres años sea inferior al 100%. Si bien, la salida de esta norma no es automática.

No es la primera vez que BBVA tiene que modificar sus proyecciones, especialmente las de Turquía, su tercer mayor mercado tras México y España. En marzo, sus responsables rebajaron a la mitad la contribución prevista para 2025 al entorno de los 1.000 millones de euros.

El territorio otomano es el mayor responsable de los mayores ajustes por la inflación desbocada. En junio, último dato disponibles, los precios crecieron a un ritmo del 35%. Con ello, desde hace tres años, el grupo que preside Carlos Torres ha dejado de ganar unos 5.500 millones. Cada trimestre, la pérdida va reduciéndose, pero continuará un largo periodo de tiempo.

En lo que llevamos de ejercicio, en Turquía –donde opera a través de su franquicia Garanti, ha asumido un roto en sus cuentas de 623 millones de euros. La aportación, tras el deterioro, se ha limitado a los 412 millones. El potencial se sitúa en 2.000 millones, según declaraciones de sus máximos dirigentes.

BBVA confía en que esta filial continúe con su senda de recuperación, con un crecimiento de los ingresos netos por intereses, impulsados por la actividad por encima de la inflación y un menor coste de los depósitos. Esto, unido a la merma de los niveles de precios de la economía, según sus cálculos, permitirán una mejora en la eficiencia, que caerá hasta el 30%.

Por su parte, en Argentina, el golpe ya reflejado es abultado, pero no tan intenso, superior a los 1.600 millones tras registrar un ajuste de 114 millones en el primer semestre del presente año. Con ello, las ganancias en el país suramericano ha disminuido a 91 millones.

Desde la llegada de Javier Milei al poder, la economía argentina ha experimentado una mejora considerable, pero la inflación continúa creciendo a niveles elevados, del 39%. BBVA, desde el principio, confió plenamente en las políticas aplicadas por el mandatario suramericano. A finales de 2024 avaló la denominada motosierra y anticipó que el país dejaría la recesión, algo que ya ha sucedido.

Pese a que tanto Turquía como Argentina tardarán varios años en ofrecer todas sus capacidades, BBVA es muy optimista sobre su futuro, con o sin el Sabadell. Su nuevo plan, sin el catalán, fija unas ganancias globales de 48.000 millones en cuatro ejercicios. Es decir, unos 12.000 millones anales de media. En 2024 rompió la barrera de los 10.000 millones.

Si bien, la intención del grupo vasco es hacerse con el control del Sabadell, a pesar de haber amagado en distintas ocasiones con retirar la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada con carácter hostil. En la última semana, los inversores han quitado presión al banco para que mejore la propuesta de compra y la prima negativa ha caído a la mitad. El mercado aún calcula que seguirá adelante con la operación y que tendrá que subir el valor en unos 1.000 millones, una vez comience el periodo de adhesiones en septiembre.

Precisamente, BBVA se lanzó a por el Sabadell para elevar el peso de España y no depender tanto de los mercados emergentes, entre ellos Turquía, donde le ha dado más de un disgusto. El principal motor de la entidad que preside Torres es México, donde existe cierta incertidumbre por los aranceles de Donald Trump en Estados Unidos. La cúpula del catalán, cada vez que puede, aprovecha la ocasión para poner de manifiesto los riesgos de BBVA en dichos países para desincentivar a sus accionistas a que acudan a la opa.

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