La SEPI debe inyectar 300 millones de euros a Duro Felguera si quiere evitar su quiebra
La sociedad pública tiene dos meses antes de que expire el plazo del preconcurso de acreedores de la empresa
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Sede de Duro Felguera en Asturias.
El Gobierno -a través de la SEPI- deberá destinar unos 300 millones de euros de dinero público a evitar la quiebra de la empresa de ingeniería asturiana Duro Felguera. Fuentes conocedoras del asunto indican a THE OBJECTIVE que la sociedad estatal ya trabaja con este escenario, aunque la activación del salvavidas no sería inmediata, ya que quieren reducir al máximo la factura final en caso de decidirse a salvar la compañía. Esto supone intentar agotar todas las vías posibles para incorporar capital privado en la operación y conseguir que parte de estos recursos los aporte la banca.
Duro Felguera presentó el preconcurso de acreedores en diciembre para reorganizar su deuda y buscar recursos para evitar el cese de actividades. La compañía atraviesa una situación financiera crítica, sin liquidez, sin avales para seguir contratando y con problemas para sacar adelante su marcha operativa. Además, debe pagar los 120 millones del rescate del fondo de ayuda a empresas estratégicas de la covid entre este año y hasta 2028, un montante que no tienen, ni hay previsión de que lo tengan.
Por ello la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) pone como fecha límite finales del mes de marzo para actuar, cuando finaliza el preconcurso. Son conscientes de que Duro Felguera no podría aguantar más de dos meses si no recibe ningún salvavidas, pues debe abordar sus pagos más inmediatos, como salarios o insumos básicos.
Crédito de la SEPI
Si para esa fecha no se consigue una solución que involucre a la empresa privada o a la banca, actuarán para evitar el coste político que tendría para el PSOE en Asturias dejar caer una empresa emblemática e histórica del Principado. Ello pese a que económicamente los técnicos de la sociedad pública no aconsejar realizar ningún movimiento en una empresa a la que no ven viabilidad a medio y largo plazo.
Las fuentes consultadas por este diario advierten que el problema de la SEPI es que las negociaciones con la banca para que conceda créditos y avales está en punto muerto y nada parece indicar que se sumen al rescate. Tampoco lo harán los actuales socios mayoritarios -Prodi y Mota- que ya inyectaron hace un año 90 millones de euros; menos lo hará una nueva empresa o socio industrial, como Duro Felguera cita en su nuevo plan que presentó la semana pasada a la sociedad pública.
Esto obligará -casi con toda seguridad- a que el Estado tenga que asumir en su totalidad este nuevo salvavidas a la ingeniería asturiana. ¿Cómo se activaría esta ayuda? En primer lugar, como ya adelantó este diario, se tendría que perdonar el crédito de 120 millones concedido por el fondo de rescate en pandemia. Cuanto antes se perdone esta deuda, que implicaría que el Estado entre como accionista mayoritario con más del 50%, mejor para Duro Felguera, ya que frenaría el elevado pago de intereses anual. Se capitalizaría parte de la deuda y se perdonaría el resto del montante.
Avales para Duro Felguera
En segundo lugar, la SEPI deberá mediar ante el Cesce y capitalizar todos los avales que el organismo público conceda. Estamos hablando de unos 80 millones de euros que le permitan seguir contratando y presentándose a concursos para ganar obras. Este organismo semipúblico tiene participación del Estado y de los bancos acreedores, aunque las fuentes consultadas indican que lo más probable es que prácticamente todo deba ser asumido con dinero público.
En tercer lugar, la SEPI deberá activar una nueva inyección de 100 millones de euros: 60 millones para mantener en marcha Duro Felguera durante al menos un año; de 10 a 15 millones para hacer un ERE que aligere la masa laboral y otros 25 millones para pagar a los proveedores más urgentes, asumiendo que deberían aceptar una quita de lo adeudado.
Hasta la fecha se ha estado negociando que este dinero sea financie a través de créditos ICO, avalados por el Estado pero concedidos por la banca, pero esta posibilidad se ha descartado, ya que significaría engordar la deuda de la compañía. Tampoco parece que los socios mexicanos quieran aportar parte de este dinero ni que un nuevo socio vaya a hacerlo, lo que nuevamente deja a la sociedad pública con todo el peso de esta inversión.
Socios mexicanos
En este escenario, la dirección de Duro Felguera -que desde la salida del anterior CEO, Jaime Argüelles, está en manos de los socios mexicanos- presentó a la SEPI un plan de rescate que incluye tres áreas de acción: la venta de algunos activos que le permitan conseguir liquidez para afrontar sus pagos más urgentes, la búsqueda de un nuevo inversor externo que apuntale nuevos avales y que el Estado condone la deuda del fondo de rescate y convierta en acciones este préstamo.
El plan ha sido recibido con frialdad. Se echa en falta algún tipo de movimiento económico de parte de los accionistas mexicanos. Son los principales interesados en rescatar a Duro Felguera, pero en este proyecto presentado a la SEPI desvían responsabilidades a un nuevo socio del que no se menciona ningún detalle, ni siquiera que lo estén buscando. En la sociedad pública se pide algún tipo de esfuerzo de Prodi y Mota, algo que hasta la fecha no se ha producido ni se producirá, dicen las fuentes consultadas.
Los socios mexicanos están seguros de que la SEPI perdonará el crédito de la pandemia y que les arrinconará en el capital -y, por tanto, en la gestión- y tampoco está entre sus planes una ampliación de capital que les obligue nuevamente a poner dinero sobre la mesa. Por eso, en el plan presentado señalan a un eventual tercer inversor, aunque no tengan a nadie todavía, ya que les permitiría diluir el capital y compensar el peso público que tendría el Estado.