El informe estrella de la Agencia de la Energía solo nombra a España para alertar de apagones
El organismo advierte a los países de cómo las interrupciones pueden propagarse y afectar a millones de personas

La ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen. | EP
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó el pasado miércoles su informe insignia World Energy Outlook (WEO), un documento considerado como la fuente más autorizada de análisis y proyecciones sobre la energía a nivel mundial y al que están atentos gobiernos, organismos internacionales e inversores. Las menciones a España en este estudio de 519 páginas son mínimas, y sus apariciones se reducen prácticamente a relatar el apagón que sufrió el pasado 28 de abril.
Como se puede observar a lo largo del informe, la agencia ha utilizado a España para advertir al resto de países de los efectos perniciosos de una mala gestión: «Ejemplos como los apagones ocurridos en Chile en febrero de 2025 y en abril en la península ibérica, que afectaron a Portugal y España, sirven como recordatorio de cómo las interrupciones pueden propagarse y afectar a millones de personas».
El documento elogia, por el contrario, a una serie de países por su política energética. «En Europa, la energía nuclear es considerada cada vez más esencial para lograr tanto la seguridad energética como los objetivos climáticos. Varios países, entre ellos Francia, Polonia, República Checa, Hungría y Suecia, han adoptado políticas, firmado acuerdos con proveedores y elaborado planes de proyectos, además de asegurar inversiones, para iniciar, ampliar o reanudar las actividades de construcción nuclear».
Estados Unidos, como una de las principales economías mundiales, tiene especial protagonismo en el informe. El documento pone el foco en los centros de datos, instalaciones por las que el Gobierno español ha apostado poco y que para el organismo serán clave en el desarrollo de la futura demanda. «Los centros de datos y la inteligencia artificial representan menos del 10% del crecimiento mundial de la demanda eléctrica, aunque su impacto es mayor en Estados Unidos, donde se concentra una gran proporción de los nuevos centros de datos».
Otros países también son mencionados por sus políticas para luchar contra las energías fósiles: «La generación eléctrica a base de carbón se acerca a un punto de inflexión tras décadas de crecimiento. La Unión Europea ha logrado avances significativos hacia este objetivo, con Eslovaquia uniéndose a Bélgica, Austria, Suecia y Portugal en la consecución de una generación eléctrica libre de carbón, mientras que Irlanda prevé eliminarlo por completo antes de finales de 2025».
Los países asiáticos también tienen un especial protagonismo en el informe por su dependencia energética. En concreto, insta a estos países a apostar por una tecnología que trata de desterrar España: la energía nuclear. «Japón y Corea dependen casi por completo de las importaciones de GNL [gas natural licuado] para satisfacer su demanda interna de gas. En el caso de Japón, las perspectivas de un mayor uso de GNL dependen en gran medida de la reanudación de la actividad nuclear».
Explicación del caos en España
Por último, el informe hace un amplio análisis sobre lo ocurrido en España hace varios meses. «El 28 de abril de 2025, la península ibérica sufrió un apagón generalizado que interrumpió el suministro eléctrico en España, Portugal y partes del sur de Francia, afectando a más de 50 millones de personas. Según el informe técnico de Entso-E, el suceso fue provocado por una rápida secuencia de fallos técnicos. En los minutos previos al apagón, el sistema eléctrico se volvió inestable, con fluctuaciones inusuales de voltaje y de flujo de potencia. Esta inestabilidad fue seguida por un brusco aumento del voltaje, ya que los generadores que estaban absorbiendo potencia reactiva fueron desconectados erróneamente por los sistemas de protección, a pesar de que los niveles de tensión aún no habían superado los umbrales definidos por la normativa».
«A medida que más plantas se desconectaban, el voltaje continuó aumentando, lo que desencadenó una cascada de nuevas desconexiones. Cientos de megavatios [MW] de fuentes de generación más pequeñas y distribuidas se apagaron inesperadamente, lo que dificultó aún más la respuesta de los operadores del sistema. Finalmente, el sistema ibérico quedó aislado del resto de Europa, y los mecanismos automáticos de seguridad no pudieron evitar el colapso total. Tras el apagón, los operadores del sistema español y portugués, en coordinación con sus homólogos de los países vecinos, iniciaron la restauración del suministro utilizando centrales hidroeléctricas de arranque en negro, plantas térmicas e importaciones desde Francia. Para la madrugada del 29 de abril, todas las subestaciones de transmisión estaban energizadas y la práctica totalidad de la demanda había sido restablecida».
