Los precios seguirán disparados y amenazan el 'cohete' económico de Sánchez
El valor de las materias primas en aumento y la retirada de estímulos podrían llevar el IPC a cerrar el año sobre el 3%
El dato definitivo de junio, que situó el Índice de Precios de Consumo (IPC) en el 3,4% interanual, confirma que la inflación sigue sin remitir, pese a que se ha registrado una pequeña bajada de dos décimas respecto de mayo. El crecimiento del mes pasado es exactamente el mismo que se experimentó en enero y está muy por encima del 1,9% del año pasado por esta misma fecha, demostrando que todavía queda mucho camino por recorrer y que la caída de hace doce meses se debió solo a una coyuntura pasajera.
Los datos confirman además que el actual Gobierno cosecha los peores datos de inflación desde la entrada de España al euro en 2002. Desde mediados de 2018 -cuando Sánchez llegó a La Moncloa- se ha producido una subida acumulada de los precios de entorno al 19% y del 35% del valor de los alimentos (un 4,2% interanual solo en junio), como ha advertido este viernes el vicesecretario de Economía del Partido Popular (PP), Juan Bravo. Solo en el último año se han producido subidas dramáticas de algunos productos como el aceite de oliva, que se ha disparado más de un 70%; o el azúcar, con un 40%; y el arroz, con casi un 20%.
Del mismo modo, los expertos consultados por THE OBJECTIVE coinciden en señalar que en la segunda parte de este año los precios tampoco remitirán, lo que podría situar el final del curso a este dato levemente por encima del 3%, esto es todavía un punto por encima del 2% marcado como objetivo por la Unión Europea. Una situación que mantendrá la inflación como uno de los mayores nubarrones que tenga la economía española durante todo este 2024.
Electricidad y restauración
De esta manera, el «cohete económico» de Pedro Sánchez (como el presidente de Gobierno se refirió a la velocidad con la que crece la economía española) podría experimentar pérdida de combustible en lo que queda del año, ya que según dicen los expertos, unos precios altos -y que no muestren síntomas de bajar consistentemente- pueden frenar el consumo y comprometer el nivel de crecimiento que la previsión del Gobierno sitúa ya cerca del 2,5% para 2024.
En junio, la subida de los precios se moderó en términos anualizados por el abaratamiento de los carburantes y a que los precios de aceites y grasas bajaron frente a la subida de un año antes. Sin embargo, en la comparativa mensual el IPC avanzó cuatro décimas, registrando su sexto incremento mensual consecutivo por culpa de los precios de los paquetes turísticos, de la electricidad, y de los servicios de alojamiento y la restauración.
El último mes en el que bajaron los precios fue en noviembre del año pasado (un 0,3%) y el último periodo anualizado con la inflación por debajo del 3% fue febrero (con un 2,8%). Lejos está junio del año pasado, cuando el Gobierno dio por superada la crisis de la inflación tras registrarse un IPC anualizado del 1,9% -coincidentemente días antes de las elecciones del 23-J-, una cifra que, sin embargo, nunca se volvería a repetir.
Precios de la energía
Hace un año, y en plena campaña electoral, el Gobierno se felicitaba por haber sido el primer país de la Unión Europea en bajar del 2% del IPC, aunque el tiempo les ha corregido, ya que el 3,4% conseguido en junio de este año se queda muy lejos del 2,5% que ha registrado la eurozona este mismo mes, tras reducir el indicador en una décima y confirmar una distancia de un punto con las cifras españolas.
El problema es que -según ha advertido la CEOE– la evolución futura de los precios se verá condicionada por el ritmo de reversión de las medidas antiinflacionarias aprobadas por el Gobierno y la de los precios de las materias primas en los mercados internacionales. Indican que hasta la fecha la retirada de las medidas de reducción de impuestos para moderar la inflación, se ha traducido en un aumento de seis décimas del IPC en junio, aunque las nuevas medidas de los próximos meses podría seguir generando un efecto de contención.
«En este mes de julio, el IVA de la electricidad volverá a reducirse hasta el 10%. Por su parte, el IVA de los alimentos básicos, incluido el aceite de oliva, se mantendrá en el 0% hasta el mes de octubre, cuando aumentará hasta el 2%. Todo ello supondrá una cierta contención de los precios en estos productos en los próximos meses», indicaron.
Rebajas del IVA
No obstante, otros expertos consultados por este diario señalan que los precios de las materias primas a nivel mundial seguirán creciendo. De hecho, los productos energéticos siguen situándose como el componente más inflacionista de la cesta, superando a los alimentos, lo que adelanta que los combustibles y la electricidad puedan seguir subiendo en lo que va de año. Indican que, en este contexto, España tendrá muy difícil bajar el IPC, por lo que lo más probable es que cierre el año en torno al 3%, prácticamente la misma cifra con la que terminó en diciembre del año pasado.
Por otro lado, España deberá examinarse en octubre para que la Unión Europea ratifique su exclusión de los expedientes de déficit excesivo. El Gobierno prometió cerrar el año por debajo del 3%, una tarea difícil de cumplir si es que no comienza a recortar los estímulos, las ayudas o los recortes de impuestos que mantienen a raya los precios de algunos productos o servicios. Habrá que ver cómo se comporta la inflación sin estos estímulos.
¿Y qué puede significar esto? Al mencionado efecto sobre el crecimiento económico se puede sumar un doble descontento social, por la retirada de las ayudas y las rebajas de IVA y por la inminente subida de los precios que se acumularán en la cesta de productos básicos, de la energía y en los servicios. Es conocida la voluntad del Gobierno de mantener la fidelidad electoral a través de ayudas públicas, pero un escenario con la inflación en niveles del 3% (o superior) por lo menos seis meses más, podría generar un descontento social generalizado que tumbaría el discurso triunfalista y el «cohete económico» de Pedro Sánchez.