Los precios han crecido un 18% en cuatro años y los alimentos un 28% pese a la rebaja del IVA
El 1 de enero se acaban las reducciones de los alimentos y de la luz, lo que podría hacer que el IPC vuelva a dispararse
El Gobierno lleva una semana celebrando la ralentización del Índice de Precios del Consumo (IPC) como uno de los mayores logros de su gestión económica e incluso publicó el dato adelantado de diciembre dos días antes de que concluya oficialmente el año. El Instituto Nacional de Estadística (INE) informó de que los precios subieron un 2,8% al cerrar 2024, frente al 3,3% con que terminó igual mes del año pasado. La cifra mantiene una tendencia de contención de los precios, pero no oculta que el acumulado de los últimos cuatro cursos -desde que comenzó la crisis energética- llega ya al 18,2%.
Los datos de Eurostat, analizados por THE OBJECTIVE, reflejan que el IPC armonizado con la Unión Europea (HIPC) fue de 6,6% en España al cerrar el mes de diciembre de 2021; del 5,5% al finalizar 2022; y del 3,3% en 2023. Una sucesión de subidas que comenzó tras la caída del 0,6% del IPC de 2020 -afectada por el frenazo del consumo y los confinamientos de la pandemia- y que luego se disparó por la crisis energética, el aumento de los precios de las materias primas y la sequía que afectó a algunos puntos del país.
Estos crecimientos se han moderado a partir de 2022 -y en especial desde comienzos del año 2023- tras la puesta en marcha de una serie de medidas del Ejecutivo para quitar temporalmente impuestos a la energía y a la electricidad y al IVA de algunos alimentos, lo que ha reducido de manera artificial los precios, según coinciden en señalar los expertos.
Precios armonizados
El Ministerio de Economía ha valorado que a lo largo del año la inflación, tanto la general como la subyacente, "han ido reduciéndose de forma continuada", lo que ha permitido que el IPC general cierre 2024 en el 2,8%, "frente al 3,6% promedio del año 2023, ocho décimas menos". No obstante, el indicador anualizado con el que se cierra el año es más fiable que la media anual que ha publicado el Gobierno este lunes, lo que hace que esta reducción anual sea algo menor.
La Unión Europea y los economistas coinciden en señalar que la forma más certera de medir el aumento de los precios a lo largo de los años es sumar los indicadores de diciembre. En el caso español, la suma de la subida de los cuatro últimos años cierra en el 18,2%, lo que supone que todos los bienes de consumo que se adquieren dentro del territorio español han crecido de media en este porcentaje. Los precios nunca han dejado de crecer desde mediados de 2021, y lo peor es que esta subida se va acumulando año a año.
Lo que sí es cierto es que se ha producido un frenazo progresivo de los precios en estos cuatro cursos y que incluso estamos mejor situados -en términos generales- que otros países de la Unión Europea. El IPC de España es del 17,8% (excluyendo diciembre, ya que todavía el resto de países no han publicado su dato de cierre de año) frente al 19,3% de la eurozona y al 21,6% de la Unión Europea y que el 21,5% de Alemania, aunque aún estamos lejos del 17,2% de Portugal y el 15,9% de Francia.
Subida de los alimentos
En cualquier caso, hay muchas sombras. La primera es que el desempeño de diciembre de este año supone un aumento de cuatro décimas respecto al mes de noviembre "debido a los efectos base producidos por los precios de los carburantes", según justifica el Ministerio de Economía en su valoración de este lunes. Esto supone, según expertos consultados, que existe el serio riesgo de que los precios sigan subiendo a partir de 2025 y a tasas mayores que las actuales.
El mejor ejemplo es precisamente el precio de los alimentos. En septiembre se acabó la primera fase de las ayudas a los productos de primera necesidad que recuperaron parte del IVA que se redujo en enero de 2023. El IPC pasó del 1,5% de alza interanual en ese mes -el más bajo del año- hasta elevarse progresivamente al 1,8% en octubre, al 2,4% en noviembre y al 2,8% en diciembre, un punto de crecimiento acumulado sólo en un trimestre.
De esta manera, el fin de estas rebajas de IVA, sumada a las reducciones en el IVA de la electricidad, devolverá el impuesto a los valores de 2022, lo que hace que el efecto artificial de contención de precios de los últimos dos años se evapore. La leche, la fruta o el aceite de oliva volverán a tener un IVA del 4% desde el 1 de enero de 2025 y la pasta y aceites de semillas retornarán al 10%. La factura de la luz volverá a ser del 21%.
Comparativa con la UE
Esto nos lleva al serio riesgo de que vuelvan a dispararse los precios de los alimentos. Los datos de Eurostat analizados por este diario indican que en los últimos cuatro años (sin incluir diciembre) han subido un 28% acumulado en España, una cifra que se elevó un 3,3% en 2021; se disparó un 15,7% al año siguiente; se moderó al 7,3% en 2023 y llegó al 1,7% en noviembre de este año, los dos últimos cursos influenciados por las rebajas del IVA.
Al igual que en el índice general, ningún producto ha vuelto a los precios que tenía al comenzar 2021 y, como mucho, se han producido bajadas puntuales para recortar algo (muy poco) las espectaculares alzas. El mejor ejemplo es el aceite de oliva que afectado por la sequía llevó a subir un 150% y pese a que en los últimos dos meses ha bajado, el precio respecto al que tenía en 2021 todavía está un 70% por encima.
En la comparativa con nuestros socios comunitarios vemos que España sigue estando por encima de la media del 26,4% de la eurozona, y por encima de las alzas de casi todas las grandes economías del continente con tamaños similares como Portugal (25,7%), Bélgica (24,8%), Países Bajos (24,5%), Italia (23,5%) y Francia (20,9%). Solo nos supera Alemania con un 32% y todos los pequeños países del continente que elevan la media hasta el 30,5%. Y el riesgo es que en España pueda seguir subiendo.