The Objective
Macroeconomía

El acuerdo de Trump con la UE boicotea la relación privilegiada de España con China

Trump presiona a Bruselas para que endurezca su postura con Pekín, con España como principal aliado de los asiáticos

El acuerdo de Trump con la UE boicotea la relación privilegiada de España con China

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Estados Unidos y la Unión Europea (UE) negocian a marchas forzadas un acuerdo de última hora que pueda desbloquear las amenazas de imponer a Bruselas aranceles del 30%. El plazo impuesto por Donald Trump empieza el 1 de agosto y hasta entonces se estarán cerrando flecos. Unas conversaciones que han puesto sobre la mesa las exigencias de que el bloque comunitario sea aún más beligerante en su bloqueo a China. Algo que incluye cerrar totalmente la puerta a la relación privilegiada del Gobierno de Pedro Sánchez con Pekín, según indican fuentes del sector a THE OBJECTIVE.

Durante julio las negociaciones se han acelerado y Washington ha establecido como una de sus líneas rojas la relación de la Unión Europea con Pekín. Funcionarios de Bruselas que participan en las conversaciones han indicado que sus homólogos estadounidenses les han instado a “seguir al 100% la línea comercial dura del presidente Donald Trump“, con el país asiático. Esto implica, entre otras cosas, endurecer el discurso y la política de aranceles y evitar que la segunda economía del mundo encuentre un refugio en medio de la guerra comercial mundial.

Bruselas se ha mantenido equidistante en sus declaraciones públicas, indicando que tienen una serie de intereses comunes con Estados Unidos, pero que mantienen una relación comercial y económica con China muy diferente a la de Washington. Sin embargo, en privado las presiones del equipo de Trump pueden dar sus frutos, en especial para unirse en industrias clave como la del acero y el aluminio, los minerales de tierras raras y la inteligencia artificial. Se trata de buscar alianzas en común para protegerse ante la arremetida de Pekín.

Unión Europea y China

Desde hace un lustro, la hoja de ruta de la Comisión Europea pasa por decidir su propio camino sin injerencias externas, pero con el objetivo de reducir su dependencia comercial del gigante asiático, aunque sin romper comercialmente con ellos. En este contexto, ha exigido a los Estados miembro expulsar a empresas chinas de las infraestructuras estratégicas digitales, energéticas o de Defensa. Es así como la Administración Biden y la UE siguieron hojas de ruta similares respecto de China, las que no han sido muy diferentes a la planteada por Trump en su primer mandato.

La Unión Europea y China se reunieron este jueves para conmemorar los 50 años de sus vínculos comerciales. Un encuentro celebrado en medio de marcadas desconfianzas entre los dos bloques, aunque -indicaron las dos partes- condenados a entenderse en un complicado contexto internacional. En los últimos meses, los choques han sido múltiples, basados en los informes que denuncian ayudas de Estado de Pekín que ‘dopan’ a sus empresas para competir con las corporaciones comunitarias. Bruselas ha establecido elevados aranceles a sus coches y Pekín ha respondido bloqueando el mercado porcino de la UE.

Fuentes del sector consultadas por este diario indican que no debería haber problemas en un pacto entre Estados Unidos y la UE para hacer frente a la amenaza comercial china, aunque en el caso europeo sin tener una actitud excesivamente beligerante. Un acuerdo en el que no tiene encaje la relación privilegiada que el Gobierno cultiva desde hace años con el país asiático y que está en el punto de mira de la Administración Trump.

Relación con España

La semana pasada, los presidentes de las comisiones de Seguridad del Congreso y del Senado de EEUU enviaron una carta a la directora de la Seguridad Nacional, al secretario de Estado de Defensa, el fiscal general del Estado y los directores de la CIA y de la NSA (agencia nacional de seguridad) alertando de que datos sensibles de España podrían estar llegando a manos de China. Una información destapada por este periódico que indica que España estaba pagando 12 millones a la china Huawei por custodiar las escuchas policiales.

Las fuentes consultadas por este diario indican que esta es solo la punta del iceberg de una desconfianza de EEUU en España que ya viene de largo. Casi desde su llegada a La Moncloa, Sánchez cultiva una relación privilegiada con el país asiático, que se ha reforzado con el tiempo y que ha sido impermeable a los sucesivos bloqueos impuestos desde Estados Unidos y la Unión Europea. Estas fuentes incluso advierten de que está sobre la mesa la necesidad de que España se ‘desconecte’ de Pekín.

Durante estos ocho años se han mantenido al menos seis reuniones del más alto nivel entre Pedro Sánchez y el líder chino Xi Jinping para cerrar pactos comerciales en sectores alimentarios, de medicamentos y componentes, además de inversión en automoción, energía, telecomunicaciones y digitalización. En este periodo, las empresas chinas han desembarcado en España e incluso se les han llegado a ofrecer fondos europeos bajo el recelo de Bruselas.

Chery y Ebro

Sánchez ha desoído sucesivamente todas las advertencias de la UE y Estados Unidos para bloquear a empresas chinas en infraestructuras críticas. Por el contrario, lejos de limitar su influencia, empresas como Huawei han aumentado su peso con contratos estratégicos como las citadas escuchas policiales, pero además en la custodia de las investigaciones de la Guardia Civil sobre terrorismo y mafia y la gestión de los datos de la Seguridad Social.

Por otro lado, España se ha convertido en la puerta de entrada de los coches chinos a Europa con la firma del pacto entre Chery y Ebro para la fabricación de vehículos en Barcelona con tecnología del país asiático. Un acuerdo que se firmó en medio del bloqueo de la UE a Pekín por las ayudas de Estado a los coches chinos y la imposición de aranceles y que se interpretó como una estrategia para sortear estas tarifas.

Lo cierto es que uno de los objetivos de Estados Unidos después de la firma del pacto de aranceles con la UE es que España deje de ser un socio privilegiado del gigante asiático y para ello redoblarán sus esfuerzos diplomáticos, pero también las presiones para que Bruselas llame a capítulo a Madrid. Unos esfuerzos que se intensificarán en las próximas semanas y en el comienzo del próximo curso.

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