Los concursos de acreedores tocan máximos en 11 años pese a la prórroga de la moratoria
El cierre de empresas se acelera tras el fin de muchas ayudas temporales puestas en marcha tras la pandemia

Un comercio de Barcelona en liquidación por cierre tras presentar concurso de acreedores. | Europa Press
Los concursos de acreedores de empresas españolas se dispararon en el primer semestre hasta cotas nunca vistas en más de una década. Los datos del Colegio de Registradores analizados por THE OBJECTIVE indican que entre enero y junio se produjeron 3.101 de estos procedimientos, un 3,4% más que en igual periodo del año pasado, solo comparable a 2014, cuando se registraron 3.666. La cifra se ha disparado al mismo tiempo que el Gobierno ha retirado paulatinamente los mecanismos de ayuda temporales establecidos durante la pandemia y pese a que en mayo se volvió a prorrogar la moratoria contable hasta el próximo mes de diciembre.
Si se mantiene la progresión de los datos del primer semestre, se podría superar los 6.000 concursos de acreedores este 2025, el mayor récord desde 2012 y por encima de los 5.992 procedimientos de 2024 o los 6.034 de 2022. De hecho, el año pasado el crecimiento fue del 21% y todavía un 50% por encima de los niveles prepandemia. Si hacemos este mismo ejercicio con el primer semestre se produce un alza del 31% respecto de igual periodo de 2019.
¿Qué ha pasado? Los expertos justifican este gran crecimiento por dos motivos: las ayudas pospandemia que han ido paulatinamente decayendo y la compleja situación que ofrece a las empresas el actual contexto económico. En el primero de los casos, el Gobierno ha realizado dos prórrogas a la moratoria contable establecida tras la pandemia para evitar que las compañías con problemas durante la covid se viesen obligadas a entrar en quiebra.
Primera prórroga
Técnicamente, no se computan las pérdidas de los ejercicios 2020 y 2021 a efectos de determinar si una empresa se encuentra en causa de disolución, o dicho de otra manera, que las pérdidas sitúen el patrimonio neto por debajo de la mitad del capital social. Desde entonces, y pese a que paulatinamente se fueron quitando algunas medidas de apoyo como subvenciones, subsidios o financiación bancaria con aval público, se ha mantenido esta moratoria.
La primera prórroga se produjo en junio de 2022 con la excusa de la invasión de Ucrania y la segunda en mayo de este año con la justificación de la guerra arancelaria. Una sucesión de moratorias que han frenado las quiebras como confirman los datos: en 2019 se produjeron 4.013 en toda España, al año siguiente cayeron hasta las 3.788; y en 2021 a las 4.705 empresas. Posteriormente, en 2022 y con la incertidumbre de la primera moratoria, se dispararon hasta las 6.034 y nuevamente con las dudas del fin de la segunda volvieron a despuntar hasta las 5.992.
La tercera moratoria se mantendrá hasta finales de 2025 -pese a que originalmente se anunció hasta finales de 2026- algo que según las fuentes consultadas da pistas de que podamos estar en los coletazos de esta medida excepcional. Esto supone que muchas compañías se han decidido a entrar en concurso ante la posibilidad de que ya no haya más rescates y que no puedan seguir prolongando artificialmente su supervivencia.
Concursos de acreedores
Otras fuentes advierten de que esta serie de moratorias podría haber perjudicado a muchas empresas que -ante las ayudas y la posibilidad de no entrar en concurso pese a tener desequilibrio patrimonial- no han hecho los deberes, han postergado recortes de plantilla, nuevos planes de negocio, renegociaciones con la banca o no hayan recurrido a medidas para restablecer el equilibrio patrimonial como la ampliación o la reducción de capital.
Sin embargo, otras fuentes consultadas insisten en que el récord del primer semestre se produce principalmente por las malas condiciones económicas generales y la crítica situación individual de muchas sociedades que han sobrevivido solo a base de ayudas públicas y que no han logrado mejorar su negocio, ni sus cuentas, ni menos su deuda. Por otro lado, durante estos últimos cinco años se han disparado los costes operativos para muchas de estas empresas producto de la crisis energética, la de los componentes o de producción.
Incertidumbre comercial
A esto se han sumado en España los altibajos del consumo generado por el aumento de los precios y de la inflación o el alza de los costes laborales disparados por la progresiva subida del salario mínimo y los mayores costes asociados al despido. Una situación que ha generado una caída de sus ingresos, estrechamiento de márgenes y -en definitiva- ha empeorado el desbarajuste generado por la covid y les ha impedido seguir adelante.
Y lo que viene no es más alentador. La incertidumbre internacional marcada por los vaivenes de la política comercial de Estados Unidos, la imposición de aranceles de Donald Trump a todo el mundo y la sensación de inestabilidad política en España podría generar un caldo de cultivo para las insolvencias empresariales. Las fuentes consultadas no dudan en señalar que 2025 se cerrará en récord de concursos, algo que podría acentuarse en 2026 cuando haya expirado definitivamente la moratoria contable.