La Seguridad Social agota sus ingresos y vivirá de la deuda pública hasta final de año
El Instituto Juan de Mariana calcula que el incremento del déficit asciende a 126.000 millones de euros

Elma Saiz en una imagen de archivo.
Desde este pasado viernes, la Seguridad Social ya ha dejado de cubrir los gastos del propio sistema. Ni el aumento de cotizaciones ni el crecimiento del número de afiliados la sostienen. Esto significa –explica el Instituto Juan de Mariana (IJM) a THE OBJECTIVE– «que los ingresos por cotizaciones se han agotado ya, y la práctica totalidad del gasto en pensiones, hasta final de año, se cubrirá a partir de ahora, con cargo a impuestos que salen de un presupuesto deficitario». De modo que –señala el economista Diego Sánchez de la Cruz– «el actual nivel de gasto de la Seguridad Social queda apuntalado, emitiendo más y más deuda».
El estudio del Instituto Juan de Mariana, que preside Manuel Llamas, es tajante en las cuentas. Desde el viernes 3 de octubre, conocido como el Día de la Deuda de la Seguridad Social, por cada cuatro euros que se abonan en pensiones, las cotizaciones solo aportan tres euros.
Esto conlleva que el euro restante proceda de transferencias del presupuesto financiadas con más deuda. Dicho de otro modo, que los ingresos propios del sistema solo cubren 276 días del año, mientras que las 89 jornadas restantes se financian a través del déficit.
Un fondo de reserva agotado
El déficit del conjunto de las Administraciones Públicas –recuerda el Instituto en el estudio titulado: El agujero contributivo de la Seguridad Social– cerró 2024 en el 3,16% del PIB, equivalente a 50.187 millones de euros, mientras que la deuda pública ascendió al 101,8% del PIB. La distribución por niveles de gobierno muestra que el principal foco del desequilibrio está en la Administración central, con un déficit del 2,91% del PIB, frente al 0,54% registrado en la Seguridad Social.
Esta fotografía es engañosa, sostiene Sánchez de la Cruz, porque el Estado «transfirió más de 43.000 millones de euros para financiar las pensiones, lo que altera significativamente la lectura de las cuentas, porque si se descuenta este flujo, el déficit de la Seguridad Social desaparecería y el conjunto de las cuentas públicas estaría prácticamente en equilibrio». «Es más, considerando los préstamos que concede el Estado, el déficit efectivo alcanzaría en torno al 3,82% del PIB, lo que, paradójicamente, situaría a España en una posición de superávit presupuestario».
Esa actuación política con envoltorio de transferencia es lo que motiva a este think tank liberal a poner foco «en el agujero que supone la Seguridad Social y que se ha convertido en el gran elefante en la habitación de las cuentas públicas». Y es que «aunque el déficit general se reparte entre distintas administraciones, la presión que generan las pensiones sobre las cuentas públicas es cada vez mayor y obliga al Estado a transferir crecientes cantidades de recursos». Y esto pone de relieve, sostiene Sánchez de la Cruz, «un desequilibrio estructural que no se resuelve con ajustes temporales, sino que exige repensar la sostenibilidad del modelo». De ahí que sea importante desvelar que «no es cierto que el Fondo de Reserva se esté rellenando. Porque en realidad es un artificio contable que oculta el aumento constante de la deuda de la Seguridad Social, que supera los 126.000 millones de euros».
La renta, atascada desde hace tres décadas
El pasado mes de septiembre, el Instituto Juan de Mariana presentaba el informe Brecha generacional, en el que se documentan las crecientes diferencias de renta y riqueza que se aprecian al comparar la situación económica de jóvenes y mayores. Se da la circunstancia de que los salarios de los trabajadores de menos de 35 años ya son inferiores a las pensiones de los nuevos jubilados. En aquel informe se recogía una circunstancia preocupante que señala cómo el patrimonio de los jóvenes se ha reducido sustancialmente en el mismo periodo en que los activos de los pensionistas han ido a más.
Dicho informe muestra que pese a una presión fiscal récord, las cotizaciones ya no cubren el gasto del sistema de pensiones. Los cálculos del Instituto de Actuarios de España muestran que un jubilado recibe de media un 62 % más de lo aportado, conclusión similar a la que arrojan otros estudios elaborados por Fedea e incluso por el Banco de España.
La deuda de las pensiones, desbordada
El Instituto Juan de Mariana advierte de que «la deuda implícita del sistema de pensiones derivada de las promesas de gasto no financiadas con ahorro existente alcanza en la actualidad el 507 % del PIB, lo que obliga a cargar cada vez más impuestos sobre los trabajadores, con el agravante de que el paro en España duplica la media europea y con la triste realidad de que la renta de los asalariados españoles lleva tres décadas estancada en términos reales».
Y «las proyecciones a futuro apuntan a que el gasto en pensiones crecerá con fuerza de aquí a 2050, hasta el punto de absorber casi la mitad de la recaudación fiscal». Eso significa «que las transferencias necesarias para mantener el actual nivel de las pensiones pueden llegar a suponer uno de cada dos euros recaudados en concepto de impuestos, amén de la totalidad de todo lo obtenido por cotizaciones sociales». Y, en ausencia de cambios drásticos, concluye, «el dilema de los próximos años no será si el gasto en pensiones crece, sino qué otras partidas se verán desplazadas para poder financiarlas».