El déficit comercial cerrará el año como el segundo más alto desde la crisis de 2008
El desequilibrio exterior escala hasta el 3,5% del PIB, una cifra que supera en un punto los dos años anteriores

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo.
La guerra mundial de los aranceles ha impactado de lleno en el comercio exterior de España. Pese al repetido discurso triunfalista del Ministerio de Economía, la realidad es que el déficit está disparado y las exportaciones están estancadas en un entorno en el que la Unión Europea multiplica por cinco el crecimiento español. Los datos analizados por THE OBJECTIVE indican además que, de mantenerse la tendencia de los nueve primeros meses del año, España podría cerrar el curso con el segundo desequilibrio comercial más alto desde la crisis de 2008.
Los datos publicados por la Secretaría de Estado de Comercio indican que entre enero y septiembre se produjo un crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios de apenas el 0,5%, hasta los 288.339 millones; mientras que las importaciones aumentaron un 5% hasta 329.446 millones. Un claro desequilibrio entre los productos que las empresas compran en el exterior y los que se venden a otros países. Esta tendencia se acentúa con el paso de los meses, a medida que se ha recrudecido la guerra arancelaria de Donald Trump desde comienzos de año y a la que han respondido la Unión Europea (UE) y China.
En el acumulado anual, España registra un déficit comercial de 41.106 millones, un 52% más que entre enero y septiembre de 2024 y que supera los 40.200 de todo 2024. Si el actual desempeño se mantiene en el cuarto trimestre del año, 2025 debería cerrar con un desequilibrio en torno a los 60.000 millones, lo que supone el segundo dato más alto desde la crisis financiera de 2008, solo superado por los 71.603 millones de 2022.
Crisis de 2008
Uno de los indicadores que confirmaban la debilidad de la economía durante el estallido de la burbuja inmobiliaria fue precisamente el comercio exterior, que en 2007 registró un déficit de 100.000 millones y en 2008 de unos 94.000 millones. Esto supuso que ese desequilibrio representara un 9,2% y un 8,5% del PIB, respectivamente. Cuando Mariano Rajoy llegó al Gobierno a principios de 2011, una de sus grandes preocupaciones fue controlar el déficit público, disparado sobre el 10%, pero también el desequilibrio comercial que en 2010 se había situado en el 5%. Un indicador que demostraba, en especial, debilidad de las exportaciones.
Por su parte, en 2022 (el dato más alto desde 2008) hubo un avance del déficit de hasta el 5,2% del PIB por el efecto extraordinario de la crisis energética que obligó a España a hacer acopio de grandes cantidades de hidrocarburos y gas. En 2023 y 2024 las exportaciones e importaciones siguieron en máximos y lograron que el déficit se relajara hasta el 2,6 y 2,5% del PIB. Pero ahora, con la progresión del dato de 2025, el peso en el Producto Interior Bruto (PIB) podría elevarse al 3,5%. Una cifra anómala en un contexto de aparente bonanza económica.
Desde el punto de vista de la lógica económica, un déficit comercial prolongado puede ser peligroso porque incrementa la deuda pública y la dependencia de otros países, y hace la economía vulnerable a shocks externos y a la inestabilidad mundial. Hay menos armas para defenderse. En el caso español, las exportaciones son un componente destacado del actual crecimiento económico, por lo que su ralentización puede tener un impacto real en el dato final de PIB.
Déficit comercial con la UE
¿Qué ha pasado en 2025? Básicamente, que nuestra relación con las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y China sigue siendo altamente deficitaria, con un aumento en el desequilibrio en la balanza comercial de más de 6.500 millones de euros en solo nueve meses. Si a esto le sumamos que el desequilibrio ha aumentado en otros 2.000 millones con nuestro principal socio comercial, Alemania, el cóctel macroeconómico se vuelve extremadamente peligroso.
Por continentes: el déficit con América ha pasado desde los 12.000 a los 15.500 millones; con Asia, desde los 45.300 a los 49.800 millones; y el de África se ha mantenido en los 10.500 millones. Los aranceles y las dudas del comercio internacional han hecho que España pierda fuelle también en sus intercambios con Europa y sus socios de la UE. El histórico superávit ha pasado de los 35.194 millones entre enero y septiembre de 2024 a los actuales 28.926, 7.000 millones menos en el cómputo del acumulado anual.
Un fenómeno que se explica fundamentalmente porque España está vendiendo sus productos a menor ritmo que la mayoría de sus grandes socios comerciales, y está comprando mucho más en el exterior. El 0,5% de crecimiento de las exportaciones en los tres primeros trimestres está por debajo del 2,4% de mejora de la Unión Europea (3,5% en Italia y 1,2% en Francia). Solo se supera el discreto 0,3% de Alemania. Y en el caso de las importaciones, el 5% español supera el 3% de la UE, el 4,4% de Alemania, el 3,7% de Italia y el 0,8% de Francia.
