Europa se resiste a facilitar fusiones y complica el plan de crecimiento de Telefónica
Bruselas rebaja las expectativas de la Ley de Redes Digitales (DNA) y el sector cree que pone en peligro la competitividad

La vicepresidenta de la Comisión Europea para la Soberanía Tecnológica, Seguridad y Democracia, Henna Virkkunen. | Jennifer Jacquemart (EP)
La Comisión Europea no está -de momento- por la labor de facilitar fusiones en el mercado de las telecomunicaciones, ni dentro de cada país ni transfronterizas. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE en Bruselas indican que ahora mismo no es una de las prioridades del Ejecutivo comunitario llevar a cabo una desregulación profunda del sector en la futura Ley de Redes Digitales (DNA) que se presentará en diciembre. Esto supone que no hay intención de facilitar de manera inmediata operaciones de concentración en la industria más atomizada del continente, con un centenar de grandes actores y otras 800 compañías locales y regionales.
Una decisión que podría complicar los planes de las grandes telecos y particularmente de Telefónica, que se ha mostrado muy activa en los últimos meses, indicando que el crecimiento será uno de los pilares de la estrategia que presentará a los mercados el próximo 4 de noviembre. El presidente de la operadora, Marc Murtra, lleva meses insistiendo en que Bruselas debe facilitar que las grandes operadoras ganen tamaño, primero a nivel local y luego de manera continental, como una forma de asegurar la soberanía estratégica y los planes de inversión.
De hecho, desde antes del verano las principales telecos como BT (Reino Unido), DT (Alemania), Orange (Francia) o la propia Telefónica (España) han intensificado sus esfuerzos para que se produzca un cambio radical en la actual normativa europea que favorezca estas fusiones, mejore la competitividad y actualice el marco regulatorio que se ha mantenido prácticamente inamovible durante más de dos décadas.
Virkkunen vs. Vestager
En los últimos meses, las grandes telecos han enviado cartas a la UE, han lanzado mensajes a través de decenas de foros y se han reunido en privado con miembros de la Comisión Europea. Incluso hay quien considera que la ofensiva del sector pidiendo mejores condiciones para la inversión y para ganar tamaño está directamente relacionada con las reticencias con las que se han encontrado en Bruselas.
En cuanto a las directrices de la UE, representantes del sector en Bruselas confirman a este diario la existencia de estas barreras. «Nada ha cambiado en líneas generales», indican. Ello a riesgo de afectar gravemente la competitividad de la industria frente a EEUU y China, dicen en las operadoras. En el sector existía cierta esperanza tras la designación de un nuevo equipo de comisarios en enero de este año y la salida de Margrethe Vestager como responsable de Competencia, una histórica defensora de la existencia de al menos cuatro grandes telecos por país.
La llegada de la finlandesa Henna Virkkunen como vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para la Soberanía Tecnológica, generó expectativas que el paso de los meses fue enfriando. En principio, la comisaria era proclive a cambios regulatorios que facilitaran las fusiones e incluso altos funcionarios de la Comisión han estado promoviendo durante meses la necesidad de que las grandes empresas digitales puedan ganar tamaño para competir en mejores condiciones contra sus pares de los otros dos bloques comerciales.
Condiciones de Bruselas
No obstante, una entrevista de Virkkunen en mayo comenzó a poner paños fríos. En ella, la comisaria indicó que «no solo el tamaño importa» y advirtió que «muchas pequeñas empresas pueden ser muy innovadoras y muy competitivas». El sector interpretó estas palabras como un freno a los movimientos de las grandes compañías y un apoyo a los pequeños operadores que también habían elevado la voz en las últimas semanas.
En esta línea, se cree que la posición del Ejecutivo comunitario ha virado hacia una intervención suave, básicamente por la influencia de muchos países que se posicionaron claramente del lado de las pequeñas telecos. Estos movimientos poco ambiciosos fueron confirmados hace unas semanas por el propio Secretario de Estado de Telecomunicaciones, Antonio Hernando, que dijo temer un «paquete regulatorio conservador» respecto a la Ley de Redes Digitales.
Por ahora , los que se han reunido con el Ejecutivo comunitario coinciden en señalar que se mantienen las tres condiciones de Bruselas para autorizar fusiones en el mundo teleco y que ahora mismo se quieren mantener en la revisión de la normativa de la UE para fusiones: en primer lugar, el beneficio sustancial para los consumidores; luego, la particularidad de cada integración concreta; y finalmente, la verificabilidad de la operación.
Orange y MásMóvil
¿Qué significa esto? Que no se facilitará -más allá de lo que ya se hace- las fusiones en el sector, lo que abocaría cualquier movimiento a un vía crucis similar al que tuvieron que pasar Orange y MásMóvil para dar a luz a MasOrange. Un proceso salpicado de burocracia y con dos años de trámites en los que el mercado cambió tanto que hizo muy complicado sacar toda la rentabilidad proyectada, tanto a nivel de la propia joint venture como del mercado.
En el caso de Telefónica, la compañía está centrada en un plan con el quiere crecer, pero con disciplina financiera. En principio, no está pensado anunciar ninguna gran operación el 4 de noviembre, pero la idea es poder cerrar negocios en los próximos meses. Por ello, cualquier reticencia de Bruselas complicaría estos objetivos.
Plan de Telefónica
En el mercado español se lleva meses especulando con la posible adquisición de Vodafone por parte de Telefónica, un movimiento que lo tendrá muy difícil para salir adelante con la actual normativa, ya que obligaría a trocear todos sus activos (negocio de empresas, redes móviles y clientes) y repartirlos además con MasOrange y Digi. Lo mismo pasaría con un eventual interés en Digi, aunque en este caso se produciría una concentración de redes de fibra óptica.
Por otro lado, si Telefónica (o BT, Orange o Deutsche Telekom) intenta hacer una gran operación en Europa, o si buscan alguna gran integración en sus activos regionales, las reticencias de Bruselas serían mayores incluso a las que se plantearon finalmente a MásMóvil y Orange, algo difícilmente soportable para la estrategia de crecimiento sostenido que quiere poner sobre la mesa cualquiera de estas grandes telecos. Con todo, las grandes operadoras no tiran la toalla y seguirán con su pedagogía en Bruselas a la espera que se pueda modificar la posición de la UE en los próximos meses.