Puente y Renfe confían en la llegada de Ribera a Competencia de la UE por su guerra con Ouigo
El desembarco de la ministra como comisaría podría facilitar la denuncia que preparan contra la operadora francesa
Óscar Puente, ministro de Transportes y Movilidad Sostenible. | Agencias
El ministro de Transportes, Óscar Puente, y la compañía pública Renfe esperan la llegada de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, al puesto de comisaria de Competencia de la Comisión Europea. Un cargo, este último, con el que se le ha relacionado los últimos días tras una información de Financial Times y cuyo puesto sería clave para que prosperase la denuncia que prepara el Gobierno ante Bruselas contra la compañía francesa Ouigo por prácticas anticompetitivas.
A finales del pasado mes de junio, durante una entrevista radiofónica, el ministro de Transportes aseguró que Renfe estaba ya trabajando en esta denuncia ante la Comisión Europea. En esta, según aseguró la compañía en su momento, habría «conductas» más allá de los simples bajos precios de la operadora francesa. Una decisión con la que obvió al regulador español (la CNMC) -que se había posicionado a favor de Ouigo- y que mostró su malestar.
La importancia de tener a Ribera al frente de Competencia es que en caso de que Bruselas validase alguno de estos indicios que subraya Renfe en el dossier que prepara, supondría acudir con mayores garantías a una instancia jurisdiccional como el propio Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). De momento, se desconoce cuándo estará el documento preparado y los plazos no correrán hasta que se presente ante la Comisión.
Convencer a Bruselas
Desde el Ministerio y también desde Renfe son conscientes de que determinar una práctica anticompetitiva es complejo. Por ello, ya trabajan con los abogados del Estado para lograr convencer a dicho departamento europeo. De hecho, no descartan incluir otro tipo de perjuicios, como consumo o libertad de movimiento en el espacio. La estrategia que se busca es lograr la aprobación de la Comisión Europea y llegar con un expediente lo suficientemente justificado ante el TJUE.
No obstante, la operadora francesa dice que todavía no han recibido ninguna notificación sobre la denuncia que el ministro Puente iba a elevar, junto con Renfe, a la Unión Europea y aseguran que «confían en el funcionamiento de su modelo industrial». Una afirmación para la que, fuentes de la compañía pública, tienen una respuesta: «No van a recibir ninguna notificación porque no se va a acudir a ningún órgano jurisdiccional, sino a Competencia de la Unión Europea».
Los resultados de Ouigo
El pasado viernes 19 de abril, durante una rueda de prensa en el Ministerio, el ministro Puente aseguró que «estaban deseando conocer las cuentas de Ouigo de este año». Unos meses después, y tras cierta incertidumbre sobre cuándo estas se iban a presentar, Ouigo publicó unas pérdidas de 42,7 millones de euros en el año 2023 (lo que ha supuesto un incremento con respecto a 2022 del 17%). Además, reconoció «una guerra de precios».
En medio de esta batalla entre las dos compañías, el tercer competidor del mercado, Iryo, aseguró a este medio que no se uniría a la denuncia que planteaba Renfe contra Ouigo. Según la compañía, prefieren mantener una estrategia paralela, que no busque el choque directo contra los franceses. Para ello, aseguran que están centrados en su papel de crear un producto de calidad, que supondrá a medio plazo una subida de precios.
Mientras tanto, el mundo de la consultoría se posiciona con Ouigo: «Esto es como cualquier negocio. Aquí no estamos hablando de que Ouigo viene a quitarle clientes a Renfe. Eso no ha pasado. Renfe mantiene los mismos clientes que tenía y el mismo tráfico. Lo que pasa es que ahora lo tiene que vender a un nuevo precio de mercado y, como tiene los mismos costes, esto le lleva a pérdidas».
Las mismas fuentes remarcan que «es un business case de manual. En cualquier proceso, cuando entran nuevos operadores en un mercado, es normal que irrumpan para generar demanda. Que es lo que se está produciendo. Aquí no se trata de repartir la tarta que había (el número de pasajeros que viajaban en alta velocidad en España con Renfe), que además era muy escasa, sino que consiste en bajar los precios para que más gente viaje en tren. O bien porque lo consideran más económico que el coche (que es el principal competidor), o bien creando demanda inducida, es decir, aquellos viajes que no se habrían producido si no se hubiese lanzado esa política de precios».
