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Transporte

Operarios de Renfe cuestionan a Puente y minimizan el robo de cable en las vías del AVE

Fuentes técnicas rebajan el discurso oficial y apuntan a problemas estructurales como fondo del incidente

Operarios de Renfe cuestionan a Puente y minimizan el robo de cable en las vías del AVE

Caos de viajeros en la estación de Santa Justa (Sevilla). | Rocío Ruz (Europa Press)

El caos vivido en la red ferroviaria española, especialmente en la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla, ha dejado a miles de pasajeros afectados y provocado un aluvión de críticas tanto por la gestión del incidente como por las explicaciones ofrecidas por el Gobierno. Mientras el ministro de Transportes, Óscar Puente, insiste en calificar el robo de cable como un acto de sabotaje premeditado, fuentes internas de Renfe consultadas por THE OBJECTIVE matizan su impacto y apuntan a un incidente mucho más determinante: el enganchón de una catenaria por parte de un tren de la compañía Iryo, una avería que sí compromete de forma directa la operatividad del servicio. Aseguran que los robos de cable, aunque no deseables, son relativamente comunes y que existen mecanismos de respaldo que permiten mantener la circulación, aunque con ciertas limitaciones.

Según explicó el presidente de Renfe, Álvaro Fernández de Heredia, la incidencia se originó en dos fases distintas. La primera se detectó a las 17.44 horas, cuando se produjo el robo de cable en varios tramos de la línea en la provincia de Toledo. No obstante, este problema, tal y como detalló Fernández de Heredia, no impedía la circulación completa de los trenes, aunque sí obligaba a reducir la velocidad, generando retrasos estimados en torno a una hora. En ese momento, la operativa se ajustó para continuar con los trayectos previstos.

El segundo incidente fue mucho más grave. Ya con los trenes en marcha, un convoy de Iryo sufrió un fallo técnico en la catenaria que obligó a detener su marcha. Este enganchón provocó la interrupción del suministro eléctrico, el transbordo forzoso de pasajeros y la necesidad de remolcar el tren afectado. Esta situación derivó en retrasos que se prolongaron hasta bien entrada la madrugada del lunes.

Desvío de atención

Fuentes operativas de Renfe critican que el ministro Puente haya centrado su discurso público en el robo de cable, calificándolo incluso de «sabotaje», cuando, según sostienen, esta práctica no es infrecuente y suele tener soluciones inmediatas sin afectar significativamente al servicio. Bien es cierto que lo excepcional del fenómeno es la desaparición de los cables de manera simultánea. A pesar de ello, los técnicos explican que, ante una pérdida del sistema de señalización electrónica debido al robo de cable, la vía cuenta con un sistema alternativo de seguridad: el Bloqueo de Señalización Lateral (BSL), que permite la circulación con normalidad, aunque con ciertas limitaciones de velocidad.

Para los operarios, poner el foco en el supuesto sabotaje no solo es desproporcionado, sino que podría estar desvirtuando el debate. «Lo del cable es anecdótico. El verdadero problema fue el enganchón de la catenaria, eso sí puede justificar los retrasos de horas y el caos en las estaciones», aseguran.

El ministro Puente, sin embargo, ha insistido en su versión. En entrevistas concedidas a distintos medios, ha afirmado que el robo fue ejecutado con precisión quirúrgica y con un conocimiento técnico notable, lo que a su juicio lo convierte en un acto intencionado. Según sus declaraciones, los autores accedieron por caminos forestales y cortaron de forma selectiva las cajas de seguridad de la instalación. Señaló que, dado el escaso beneficio económico que deja este tipo de acciones en comparación con los significativos daños ocasionados, podría haber motivaciones distintas a un simple interés financiero.

Investigación y reacciones

Mientras tanto, la Guardia Civil ha abierto una investigación para aclarar los hechos y determinar si efectivamente se trata de un sabotaje. El robo, según los primeros informes, se produjo en cinco puntos distintos entre los municipios de Los Yébenes y Manzaneque, afectando a unos 150 metros de cable.

Desde la Junta de Andalucía, las críticas no se han hecho esperar. El consejero de la Presidencia, Antonio Sanz, ha lanzado un duro reproche al Ejecutivo central por su gestión de la crisis: «Es el gobierno del descontrol y de los desastres y ha llegado la hora de que los españoles pongan fin a un presidente y a un gobierno que está convirtiendo a España en un desastre continuo».

Sanz exigió explicaciones claras sobre por qué se permitió la salida de los trenes si ya se tenía constancia del robo y del posible riesgo operativo, y lamentó que no se pusiera en marcha ningún dispositivo de emergencia para atender a los viajeros afectados, muchos de ellos niños y personas mayores.

«Si la señora Montero es la vicepresidenta del gobierno, ¿cómo no se ha preocupado de dar una respuesta a los miles y miles de andaluces que estaban en el AVE sin que el Gobierno le diera ningún tipo de alternativa ni de atención, un mero vasito de agua?», concluyó el consejero.

Por su parte, Puente aseguró que se está valorando un refuerzo de las medidas de seguridad en las vías, especialmente en puntos vulnerables como los que no cuentan con videovigilancia, y descartó una saturación estructural en la red ferroviaria, además de asegurar que las infraestructuras están preparadas para asumir la actual demanda. Los servicios se han ido restableciendo progresivamente. Aun así, el malestar entre los viajeros y los reproches por la gestión política del incidente continúan sobre la mesa.

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