El sector aéreo presiona para privatizar los aeropuertos de Aena por su polémica gestión
La concentración de poder de la empresa semipública en España es un caso casi aislado en la Unión Europea

Un pasajero en un aeropuerto. | Europa Press
Algunas voces autorizadas del sector aéreo comienzan a presionar tanto al Gobierno como a la empresa semipública Aena con la posibilidad de que se estudie abrir un proceso para privatizar la gestión de los aeropuertos del país, como ocurre en el resto de países de la Unión Europea (UE). Una realidad que vendría empujada no solo por la controvertida actuación del gestor de la red aeroportuaria en los últimos meses, sino también con el objetivo de acabar con un exceso de control de las infraestructuras que evita la competencia entre estos y un mayor beneficio de precios para los consumidores.
Las dos formas con las que consigue ingresos Aena es a través de las tasas aeroportuarias y las que le aplica también a los comercios que hay en sus aeropuertos. El gestor aprobó hace unos días una subida tarifaria que ha provocado el rechazo de la patronal aérea, la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). En concreto, la empresa semipública aumentará las tarifas un 6,5% en 2026 tras una década de congelación. El mayor desde que en 2015 entrara en vigor la Ley 18/2014 que congeló los precios. Además de esta situación, mantiene también disputas con las aerolíneas por un plan de incentivos para mejorar el tráfico en los pequeños aeropuertos que no está funcionando.
«Lo de España y Aena es un caso único. En otros países de nuestro entorno, como por ejemplo en Italia, existe competencia entre aeropuertos que están muy próximos, como ocurre en Milán y Bérgamo, que son gestionados por empresas distintas, y donde se negocia por separado con un consejero delegado», sostienen a este periódico fuentes conocedoras del sector aéreo. Aena, que está controlada por el Estado en un 51%, gestiona prácticamente la totalidad de los aeropuertos de España, lo que impide que el margen de negociación sea muy limitado para las aerolíneas.
Cataluña y País Vasco
Resulta llamativo dentro del sector aéreo que un país como España -que está fuertemente descentralizado- cuente con una altísima concentración de poder por parte de una única empresa estatal en un negocio que genera tantos beneficios. En otros países son los consorcios locales, compañías privadas y cámaras de comercio los que gestionan estas infraestructuras. Una situación que en España, pese a que el debate aún no está abierto, sí se aspira a lograrlo desde los partidos nacionalistas de Cataluña y de País Vasco.
Sin embargo, no solo ocurre con estas comunidades, sino también con otros municipios del país. Así, fuentes locales señalan que el abandono de Aena hacia sus aeropuertos en favor de los grandes (como Madrid y Barcelona) y la falta de negociación de dicho ente semipúblico con las aerolíneas les ha hecho perder competitividad y rutas comerciales. Un sentir que también comparten consejeros de las propias comunidades autónomas.
Distintos modelos de gestión
En el modelo de gestión de los aeropuertos de otros países prima la competencia entre las infraestructuras. Por ejemplo, en Francia, el aeropuerto Charles de Gaulle de París está gestionado por Aéroports de Paris (ADP), mientras que el de Lyon lo controla Aéroports de Lyon (ADL) y el de Marsella por Groupe Aeroport de Marseille Provence (GAMP). En otros países -como en el Reino Unido- hay grandes inversores privados en el accionariado de los aeropuertos, como en Heathrow (Londres), donde se encuentra Qatar Investment Authority (QIA) y Ardian. A unos 40 kilómetros de este está Gatwick, cuya gestión lidera el grupo industrial francés, Vinci.
Por otro lado, en Grecia, el aeropuerto internacional de Atenas, Eleftherios Venizelos, está gestionado por la empresa AviAlliance, una empresa alemana de inversión. Fuentes financieras señalan a este medio el interés real que existiría por parte de los grandes fondos de inversión de irrumpir en la gestión de los aeropuertos de Madrid y Barcelona, lo que podría generar una competencia directa entre ambos para atraer tráfico que podría beneficiar a las aerolíneas y a los pasajeros.
El CEO de Aena, Maurici Lucena, es un político español que siempre ha querido desligarse de su pasado asegurando que él es un empresario. La realidad que vive la empresa que dirige es muy positiva: hasta junio de 2025 la empresa ganó 893,8 millones de euros (un 10,5% más) y pulverizó un récord de pasajeros con 180,9 millones de personas (un 4,7% más que en 2024). Un escenario que le ha permitido tener la confianza del Ministerio de Transportes y de Moncloa, pero que desde el sector rebajan: «Una compañía como la suya es muy fácil de gestionar».
La privatización de los aeropuertos en España no es ninguna novedad, ya que en el pasado se intentó llevar a cabo. Sin embargo, fue con el gobierno del popular, Mariano Rajoy, donde se zanjó ese debate. Así, la ministra de Fomento, Ana Pastor, aseguró en enero de 2012 (nada más llegar el Ejecutivo al poder) que el proceso de privatización de Aena puesto en marcha por el anterior Gobierno (el del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero) había quedado «cancelado», incluido el concurso para la concesión de la gestión de los aeropuertos de Madrid-Barajas y El Prat de Barcelona.
Por otro lado, desde el PP presionan al Gobierno con una batería de preguntas en el Congreso de los Diputados: «¿Cree el Gobierno que la subida del 6,5% de las tasas aeroportuarias anunciada por Aena para 2026 cumple con los requisitos de la Ley 18/2024? y ¿puede confirmar el Gobierno si esta subida ha sido consultada conforme al procedimiento legalmente previsto con las compañías aéreas y supervisada por la CNMC?», entre otras cuestiones.