El daño cerebral causado por el alcohol no se detiene al dejar de beber
Un equipo formado por investigadores españoles y alemanes rebate la creencia de que las alteraciones en el cerebro comienzan a normalizarse inmediatamente después de dejar el consumo de alcohol
El consumo excesivo de alcohol está en el origen de más de 200 enfermedades y por primera vez un equipo formado por investigadores españoles y alemanes ha comprobado que los daños inducidos por ese consumo no se detienen al dejar de beber.
El estudio, llevado a cabo por investigadores del Instituto de Neurociencias de Alicante y el Instituto Central de Salud Mental de la Universidad de Heidelberg (Alemania) y publicado en la revista Jama Psychiatry, pone de relieve que los déficits cerebrales permanentes a causa del consumo excesivo de alcohol pueden ocurrir muchos antes de lo que se creía.
Los investigadores han constatado que se produce una alteración generalizada en la sustancia blanca del cerebro (las «autopistas» que conectan las diferentes partes del cerebro) que afecta sobre todo a las estructuras relacionadas con la comunicación entre los dos hemisferios, a la toma de decisiones y a la memoria.
Además de estar en el origen de más de doscientas enfermedades, el consumo excesivo de alcohol provoca más de tres millones de muertes cada año en el mundo, por lo que la detección temprana de sus efectos negativos es un objetivo prioritario de los neurocientíficos.
Un 5,3% de las muertes anuales en el mundo están vinculadas al alcohol y en Europa se registra el consumo por habitante más elevado del mundo, aunque se redujo en más de 10% desde 2010, según la OMS. Un estudio publicado en la revista científica The Lancet recogió que 37.000 españoles murieron como consecuencia del consumo de bebidas alcohólicas en 2016.
Las alteraciones en el cerebro no se normalizan
En el estudio han participado 91 pacientes con una edad media de 46 años, hospitalizados en Alemania a causa de un trastorno por consumo de alcohol, y se ha completado con un modelo de ratas que ha demostrado una preferencia natural por el alcohol, ha explicado a Efe la neurocientífica italiana Silvia de Santis, del Instituto de Neurociencias de Alicante, un centro mixto de la Universidad Miguel Hernández y el CSIC.
Silvia de Santis ha precisado que todos los pacientes que han participado voluntariamente en la investigación padecen enfermedades psiquiátricas asociadas al consumo excesivo de alcohol, y ha incidido en que los daños comprobados afectan a la «materia blanca» que conecta las diferentes partes del cerebro.
Los resultados ahora conocidos rebaten la creencia de que las alteraciones en el cerebro comienzan a normalizarse inmediatamente después de dejar el consumo de alcohol.
Los datos, que se han obtenido mediante resonancia magnética durante las primeras semanas de abstinencia, cuentan con la garantía de que los pacientes no estaban bebiendo nada de alcohol ya que todos estaban ingresados en un hospital siguiendo un programa de desintoxicación.
El investigador Santiago Canals, que lidera el grupo de Plasticidad de las Redes Neuronales en el Instituto de Neurociencias de Alicante, ha destacado que aunque la toxicidad del alcohol cesa al dejar de beber, los cambios en el cerebro siguen progresando porque se pone en marcha un proceso inflamatorio que avanza incluso en ausencia de alcohol.
Canals, que ha calificado de «sorprendentes» los resultados, ha destacado que estas evidencias estarían también relacionadas con la facilidad de recaída que se produce cuando los pacientes han dejado de beber, durante el periodo de abstinencia.