El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha abandonado España esta madrugada en un avión civil desde el aeropuerto de Pamplona, después de que el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz haya descartado imponerle medidas cautelares.
En contexto: Brahim Ghali llegó el 18 de abril al aeropuerto de Zaragoza con una identidad falsa y ha pasado más de un mes ingresado por coronavirus en el hospital San Pedro de Logroño. El martes, declaró ante el juez Pedraz por las dos querellas presentadas contra él por presuntos delitos de lesa humanidad, genocidio, torturas y otros.
Ghali recibió el alta en el centro sanitario sobre las 22:00 horas y fue trasladado en ambulancia hasta el aeródromo navarro. El avión medicalizado que lo trasladó llegó hacia las 00:20 horas al aeropuerto de Pamplona y despegó rumbo a Argelia pasadas las 01:30 horas. Se trata de un Hawker 1000B de la compañía de aerotaxi francesa Airlec, procedente de Burdeos (Francia).
A las horas en las que el avión ha aterrizado y despegado habitualmente no hay vuelos previstos en ese aeropuerto, situado en el término municipal de Noain, a unos ocho kilómetros de la capital navarra, donde el hermetismo ha sido absoluto.
El Ministerio de Exteriores asegura que Marruecos ha sido informado a través de los cauces diplomáticos correspondientes de la salida de Ghali, «que portaba la documentación a su nombre con la que entró en España». Recuerda además que el responsable del Frente Polisario llegó a España «en situación crítica y fue acogido por razones humanitarias».
El martes, el juez Pedraz rechazó enviar a prisión provisional o retirar el pasaporte al líder del Frente Polisario como pedían las acusaciones al considerar que no hay «riesgo de fuga alguno» ni «elementos siquiera indiciarios» para creerle «responsable de delito alguno». Exteriores recalca que una vez que el juez ha decidido no adoptar medidas cautelares, Brahim Ghali no tiene restringida su capacidad de movimiento.
La presencia de Ghali en España ha desencadenado una crisis diplomática con Marruecos, que provocó la entrada en Ceuta de más de 8.000 personas entraron de forma irregular ante la relajación de la vigilancia en la frontera del país vecino.