El papa Francisco ha llegado este viernes a Bagdad para una viaje de tres días en los que visitará la ciudad de Nayaf, donde se ha citado con el líder de los chiíes, mayoría religiosa en este país; Ali Al Sistani, y también las ciudades de Ur, Erbil, Mosul y Qaraqosh.
Por qué es importante: el papa Francisco acude a Irak a homenajear a los cerca de 300.000 cristianos que quedan en el país, frente a los aproximadamente 1.500.000 que había en 2003, época en la que se exacerbó la violencia sectaria a manos del autoproclamado Estado Islámico (EI). Es la primera vez en la historia que un pontífice visita Irak.
El papa fue recibido al pie de la escalera del avión por el primer ministro, Mustafa al Kazemi, a quien estrechó la mano y dos niños con trajes tradicionales le ofrecieron flores. Las delegaciones de ambos Estados se presentaron en una tradicional ceremonia de bienvenida donde sonaron sus himnos.
Su primer acto oficial será la reunión con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, y el discurso que pronunciará en el palacio presidencial ante las autoridades y miembros del cuerpo diplomático.
En solo tres días, el pontífice irá al sur de Irak, a Ur de los Caldeos, y al norte, a la llanura de Nínive y las ciudades de Mosul y Qaraqosh, destrozadas por el EI y donde se concentraba la población cristiana que ha quedado reducida a la mitad, además de a Erbil, la capital del Kurdistán, que dio cobijo a los que huían de los yihadistas.
Durante todos los recorridos que el papa realizará en este periplo de tres días usará un vehículo bindado por motivos de seguridad y para evitar aglomeraciones a su paso por la curiosidad de querer verlo, una medida tomada sobre todo por la pandemia.