THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

David Lodge y el sexo en la literatura

«No hay buena novela erótica. No debería haber sexo en los libros. No por puritanismo sino por impráctico. En el cine el sexo funciona mucho mejor»

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David Lodge y el sexo en la literatura

H G Wells en 1890. | Wikimedia Commons

Solo he leído una novela de David Lodge, que falleció el pasado 1 de enero. Me pareció malísima, pero me gustó la sensación de engancharme a una mala novela. No hay tiempo que perder con los malos libros, pero a veces está bien no buscar la trascendencia con cada lectura. Hay libros que no te cambian la vida, que son fines en sí mismos, y su valor va desapareciendo a medida que uno avanza en su lectura. Y hay libros malos que te permiten luego leer libros buenos. Un hombre con atributos me pareció malo porque era una novela erótica. No hay buena novela erótica. No debería haber sexo en los libros. No por puritanismo sino porque resulta impráctico. En el cine, por mucho que también se diga algo parecido, el sexo funciona mucho mejor: ahí no hay adjetivos.

El libro es una larguísima biografía novelada del escritor H.G Wells, que no solo escribió ciencia ficción sino que cultivó todos los géneros. H.G. Wells no solo lo escribió todo sino que se lo folló todo. Era socialista y consecuente con su ideología del hombre nuevo: realmente creía, como creen hoy muchos teóricos del género, que la monogamia era una convención burguesa odiosa. Tuvo innumerables amantes y creía en el amor libre, aunque sobre todo creía en su amor libre, no en el de sus parejas, que si se acostaban con otros hombres desataban la ira del escritor.

El libro está lleno de escenas sexuales vergonzosas. «- ¿Esto es tu…?- susurró Amber. – Es mi pene erecto -le explicó él-, una columna de sangre, una de las maravillas de la naturaleza, un milagro de ingeniería hidráulica. – Es enorme -dijo ella-. ¿Me va a doler cuando…? – Puede que te duela un poco la primera vez- dijo él. – Bueno, no me importa. Lo quiero dentro de mí. Te quiero dentro de mí». El título, Un hombre con atributos, es una referencia a su columna de sangre.

Quizá lo peor no es tanto las escenas de sexo como la hiperfijación en su vida sexual, sus parejas y escarceos. Wells fue un intelectual interesantísimo, que defendía ideas avanzadas a su época. Obviamente Lodge incluye todo eso en su libro, pero le da mucha más importancia a su condición de mujeriego. Es algo que pasa de manera parecida en la biografía que escribió Blake Bailey de Philip Roth, que es un recuento tremendamente minucioso de la vida sentimental del escritor estadounidense, especialmente sexual. Es cierto que esa faceta es una parte muy importante de su obra, ya que reciclaba amantes de la vida real a la ficción. Pero no es necesario saber si una chica con la que se acostó en septiembre de 1976 tenía clamidia.

Quizá es la mejor manera de entrar a un buen autor, por una mala novela. De Lodge me han recomendado su trilogía del campus (Intercambios, El mundo es un pañuelo, ¡Buen trabajo!), un género que siempre me ha gustado. Stoner, de John Williams, es uno de mis libros favoritos, una novela de un profesor de literatura superfluo. Y ahí hay poquísimo sexo.

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