THE OBJECTIVE
Cristian Campos

Bienvenidos a la buena educación

Kellyanne Conway, consejera de Donald Trump, puso los pies en el sofá del Despacho Oval hace dos días y a más de uno hubo que darle las sales. “Intentad imaginar la reacción si alguno de los ayudantes de Obama se hubiera sentado en el sofá del Despacho Oval así”, dijo un productor del canal de noticias MSNBC. “Quita tus putos pies de los muebles, Kellyanne Conway. Esta no es tu casa”, dijo el periodista Keith Olberman. Louise Mensch, escritora, añadió “No tienes clase, Kellyanne Conway, oveja disfrazada de cordero, los pies encima del sofá, sin mirar a los líderes afroamericanos, tu madre debe de avergonzarse de ti”.

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Bienvenidos a la buena educación

Kellyanne Conway, consejera de Donald Trump, puso los pies en el sofá del Despacho Oval hace dos días y a más de uno hubo que darle las sales. “Intentad imaginar la reacción si alguno de los ayudantes de Obama se hubiera sentado en el sofá del Despacho Oval así”, dijo un productor del canal de noticias MSNBC. “Quita tus putos pies de los muebles, Kellyanne Conway. Esta no es tu casa”, dijo el periodista Keith Olberman. Louise Mensch, escritora, añadió “No tienes clase, Kellyanne Conway, oveja disfrazada de cordero, los pies encima del sofá, sin mirar a los líderes afroamericanos, tu madre debe de avergonzarse de ti”.

Lo de “oveja disfrazada de cordero” es un insulto especialmente interesante. La expresión mutton dressed as lamb se usa en los países anglosajones para ridiculizar a las mujeres que visten como adolescentes. Observen que para Louise Mensch la corrección política va por barrios. En su cosmovisión del asunto, los negros son afroamericanos pero las mujeres de mediana edad que no visten como se supone que debe vestir una mujer de mediana edad son viejas patéticas que intentan pasar por adolescentes.

El caso es que abundan las fotos de Obama, que no fue un consejero del presidente sino el mismo Presidente, con los pies encima de los muebles del Despacho Oval. También existen fotos similares de George W. Bush y de Gerald Ford. De hecho, el gesto es tan normal que me extraña que no exista alguna foto de algún Presidente de los EE. UU. trabajando encima de la mesa en vez de sentado tras ella. Si aceptamos que se educa con el ejemplo, ¿quién puede echarle en cara a los empleados de la administración que pongan los pies encima de los muebles del Despacho Oval si llevan toda la vida viéndoselo hacer a sus Presidentes?

Lo interesante, en cualquier caso, es que ha tenido que llegar Donald Trump a la Casa Blanca para que los liberales americanos (en el sentido americano de la palabra “liberal”) y la izquierda europea entiendan el concepto del respeto, no ya por el cargo, sino por los ciudadanos. Ellos, que se han vestido como piojos reivindicando su derecho troglodita a prescindir de las “obsoletas formalidades” han comprendido por la vía rápida lo profundamente garrulo, irrespetuoso, hortera, maleducado y prepotente que es vestirse y comportarse como te vistes y comportas en una tasca cuando estás trabajando para decenas de millones de ciudadanos. Que quizá te han votado, y son igual de garrulos, irrespetuosos, horteras, maleducados y prepotentes que tú, y que quizá no, con lo que probablemente no lo sean.

Bienvenidos, queridos progres, en definitiva, a la pompa y la circunstancia. Bienvenidos a la buena educación, aunque haya tenido que ser Donald Trump el que os abra los ojos. No merecíais mejor maestro.

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