El edredón, más fuerte
«Lo que no dijo Tezanos es si el CIS va a indagar por la insuperable desafección que Pedro Sánchez ha atesorado en el corazón de la mayoría de los españoles»
Quizá porque ya nadie atiende las sesgadas previsiones del CIS, su inclinado presidente se fue el viernes de bolos para ir adelantando la buena nueva que hará pública este lunes. En un hueco que le dejó la promoción de su libro dedicado al elogio del reciente pasado de Pedro Sánchez, Félix Tezanos brindó un desayuno-coloquio a la venta adelantada de su Barómetro ciscense, que hoy ensalzará una quimérica esperanza electoral de su patrocinado presidente.
El veterano true believer del sanchismo no tiene dudas: Sánchez ya va primero en intención de voto en su CIS, ya es el más valorado por su CIS, y ya es el que más españoles quieren -en su CIS- como próximo presidente del Gobierno (…y no del gobierno de su CIS, sino del Gobierno de España). Siguiendo las indicaciones de María Jesús Montero para afrontar este invierno de nuestro descontento, Tezanos agita su CIS: ‘el edredón, más fuerte’.
A eso del mediodía veremos cómo de fuerte viene el edredón de Tezanos. En el tráiler que ofreció el viernes a la afición, proclamó que «Feijóo ha tenido su momento»; pero Tezanos no sabe «si lo puede recuperar». Y «ahora el PSOE está por delante: es el partido preferido, el que tiene más recuerdo de voto más simpatía, y al que se percibe como más cercano». Claro que sí: ‘el edredón, más fuerte’.
Debido a alguna tara irreparable, dediqué más de una hora de la noche del sábado a ver por YouTube la intervención del viernes de Tezanos en el Foro SER Cantabria. La curiosidad por saber cómo habría justificado el más entusiasta publicista del sanchismo su inclinada previsión demoscópica pudo más que una sensata ocupación del más escaso de nuestros bienes: los pocos minutos libres del día. En venganza, se lo voy a contar… mezclando los sesgos tezánicos con los propios.
«La decisión crucial de victorias y derrotas se produce en los días en los que ya no está autorizada la publicación de encuestas»
Sostuvo Tezanos que «es mentira que el CIS falle» y que «la misión del CIS no es ser adivino». Una afirmación fue justo detrás de la otra. El CIS no falla -en los términos de ‘el edredón, más fuerte’- si logra crear opinión o, como mínimo, influir lo más posible en la opinión pública. Dado el tamaño de la muestra y los cuantiosos medios con los que cuenta el CIS (a cuenta de nuestros impuestos), por supuesto que influye. Sus microdatos son utilizados por las empresas demoscópicas privadas como una base (cada día menos sólida) para elaborar sus previsiones. Y la creciente distancia entre lo que esos microdatos permitirían deducir como estimación de voto, si se les aplicara la metodología tradicional del CIS, y lo que publica Tezanos queda justificada con la segunda afirmación: «la misión del CIS no es ser adivino». Pudo añadir: ‘ni falta que me importa’, pero no llegó a tanto.
Su prurito profesoral le llevó a justificar sus creativas estimaciones de voto a favor de Pedro Sánchez en una argumentación decreciente sobre «diez grandes tendencias» que envuelven media docena de decisiones políticas del Gobierno de coalición para intentar conjurar el creciente desafecto de los españoles por su presidente.
La primera tendencia sí escuda la creatividad de las previsiones del CIS de Tezanos. «Vivimos en tiempos de gran volatilidad», declaró. Y, «con volatilidad, la previsión electoral es difícil». ¡Acabáramos! Mantuvo que antes la gente votaba al que siempre había sido su partido, pero que ahora «la mayor parte no sabe a quién votar ni al inicio de la campaña». Así que hay margen. «Hay partido», siguiendo la nomenclatura de Tezanos, y se trata de influir en el curso de ese partido. Dio dos datos: «El 9% de la gente decide su voto el día de las elecciones o la víspera» y «el 25% lo hace en la semana previa». Es decir, la decisión crucial de victorias y derrotas se produce en los días en los que ya no está autorizada la publicación de encuestas, y entonces su CIS ya no se equivoca nada, pues solo traslada sus conclusiones a su más dilecto cliente… que no le va a dejar en mal lugar.
La segunda y tercera tendencias sirven, y mucho, para justificar su amplísimo margen de error. Sostuvo Tezanos que vivimos en tiempos de «pesimismo sistémico», en «sociedades de personas preocupadas», en «la era de los temores». ¡Denle fuerte al edredón! Así que no es que la inflación esté devorando ahorros y sueldos, ni es tampoco que los impuestos se multipliquen al ritmo de la inflación. No es que tengamos un Gobierno tan preocupado por la pobreza que no para de crear nuevos pobres y de empobrecer aún más a los que ya lo eran, ni es tampoco que asistamos estupefactos a gastos tan imprescindibles como dedicar dos millones de euros a una campañita de ‘hombre blandengue’ de ministerios perfectamente prescindibles. No es que la deuda se dispare, o que no lleguen los fondos europeos, ni tampoco que sigamos sin recuperar el PIB previo a la pandemia. No. No es nada de eso. Es que vivimos en tiempos de «pesimismo sistémico», en «sociedades de personas preocupadas», en «la era de los temores».
«Contó Tezanos que en el Barómetro que publicará hoy ha preguntado por los impuestos. Si lo publicita es porque el resultado no perjudica a su líder»
Pero Tezanos tiene la solución. Mantiene el mantra de que España «es más bien de centro izquierda», aunque avisa: «han aumentado los que se consideran claramente de derechas». Dice que «los españoles piden un Estado que les proteja» y que siguen viendo a España como «un país de grandes desigualdades». Y sostiene que hay «enfado de los que quedan excluidos». Esto ayudaría a entender el disfraz de Robin Hood con el que su patrocinado encubre sus excesos: ‘Te empobrezco, te frío a impuestos, pero te protejo con el regalo de algún subsidio que deberás agradecerme, y además ataco a los ricos, que seguro que ellos (y no yo) son los culpables de todo’. En resumen: ‘El edredón, más fuerte’.
Contó Tezanos que en el Barómetro que publicará hoy ha preguntado por los impuestos. Si lo publicita es porque el resultado no perjudica a su líder. Y que también ha indagado sobre cuáles son las inversiones públicas que ahora demandan los españoles. Dice que ya no son las obras públicas, sino la investigación, la tecnología y la sanidad. Otro aviso a navegantes: reparar las carreteras seguro que es de derechas. Y pedir que el prometido AVE a Extremadura sea algo más que un tren a trote de Cercanías, una reclamación muy facha.
Lo que no dijo Tezanos es si el CIS va a indagar por la insuperable desafección que Pedro Sánchez ha atesorado en el corazón de la inmensa mayoría de los españoles. O no lo ve necesario o no es cosa de ir contándolo por ahí.
En realidad, no haría falta ni preguntar. Basta con escuchar a Sánchez y a sus socios y aliados. Basta, por ejemplo, con oír cómo se jacta Pere Aragònes del acuerdo suscrito con el Gobierno de España para incumplir en Cataluña la sentencia del TSJC del 25% de castellano en las aulas. O basta con escuchar a Mertxe Aizpurua, portavoz de Bildu, en cualquiera de sus peroratas parlamentarias contra el ‘régimen del 78’, es decir, contra la democracia constitucional española. O basta con caer en la cuenta de que todos los presos de ETA, con sus delitos de sangre, estarán en casa antes de Navidad, como El Almendro: ya solo quedan 26 por acercar y, de ahí, a casa en tercer grado. O basta con hacer recuento de todas las instituciones del Estado okupadas por el sanchismo, de las que el CIS no es la menos relevante.
Basta, en definitiva, con entender qué quiso decir María Jesús Montero con su sublime recomendación ante este invierno de nuestro descontento. Ya saben: ¡el edredón, más fuerte!