The Objective
Fernando Savater

Sueños y pesadillas

«Si llegan a conseguir más libertad sería para esclavizar impunemente a quienes no pensamos como ellos ni nos tragamos su retórica usurpadora»

Despierta y lee
28 comentarios
Sueños y pesadillas

Ilustración de Alejandra Svriz.

No deja de admirarme la facilidad con la que los ciudadanos españoles nos acostumbramos a cosas que serían inauditas en otros países europeos. Pongamos que hablo del Aberri Eguna que se ha celebrado el pasado domingo como cada año, conmemorando que Sabino Arana tuvo la ocurrencia de morirse un Domingo de Resurrección como el papa Francisco (tal para cual). Ese día se reúnen los distintos partidos y partidas separatistas para clamar al cielo sus quejas y reivindicaciones.

Las diatribas que se oyen en esos actos contra el Estado democrático, la España constitucional en la que vivimos, las instituciones comunes, etc., son algo tan delirante que difícilmente las entendería siquiera cualquier forastero ajeno a nuestras obsesiones. Por ejemplo, en el aquelarre ritual del PNV se oye suspirar por una Euskadi libre, rotas por fin las terribles cadenas que la atan a no se sabe qué. Y tales suspiros provienen de la boca de gerifaltes que gobiernan en esa Euskadi más o menos desde la instauración de la democracia. No son un puñado de rebeldes ocultos en una cueva del monte maldiciendo al tirano, sino las autoridades legalmente elegidas por sus conciudadanos, que gozan de todas las prebendas de su cargo, mangonean a su gusto la educación y la economía del país, por no mencionar a los medios de comunicación locales unánimemente a su servicio con pleitesía conmovedora, la policía autonómica y urbana no menos obediente y una iglesia más paisana que católica, la cual entre rendir tributo a Dios o al César, si el César calza txapela, le prefieren sin dudar.

Por supuesto, están generosamente representados en el parlamento estatal porque la ley electoral les favorece, y gracias a ello se han convertido en sostén indispensable para la gobernabilidad del país. Pero no por eso dejan de pedir libertad… ¡Libertad! Si llegan a conseguir más libertad sería para esclavizar impunemente a quienes no pensamos como ellos ni nos tragamos su retórica usurpadora, que no somos pocos. 

Mientras en Bilbao despotricaban por su falta de libertad los peneuveros, dueños del país, en Pamplona se reunían las huestes de EH Bildu, dispuestas a tomar su relevo porque cuentan con mayoría de jóvenes y por eso son más numerosas. Tampoco es fácil encontrar en el resto de Europa un partido como éste, heredero político de la banda terrorista ETA, cuyos procedimientos criminales nunca ha condenado. Se limitan a decir que ellos renuncian al uso de la violencia… aunque no a los privilegios que han conseguido gracias a haberla utilizado antes.

Los del PNV viven envueltos en sus sueños ventajistas, pero los de Bildu son rentistas de la pesadilla que instauraron los suyos en el país. Su manifestación de este domingo partió de los cines Golem, homenaje supongo que involuntario a un monstruo legendario por otros bastante más reales. Fueron detrás de una pancarta que rezaba «Askatasunarem nazioa gara» (somos la nación de la libertad), lema un tanto presuntuoso para una cuadrilla de sujetos que celebran a quienes amenazaron a sus convecinos, les extorsionaron cuanto pudieron y asesinaron a todo el que les estorbaba por activa o por pasiva, sin perdonar a mujeres o niños. ¡Y esta es la nación de la libertad, la que no deja a nadie pensar y hablar en su contra so pena de muerte! Aquella señora francesa que en el París revolucionario subió a la guillotina diciendo: «Libertad, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre» hubiera tenido razón pensando lo mismo más recientemente en Lasarte o Hernani.

El líder de esa peligrosa fauna, Arnaldo Otegi, les dirigió un fervorín exaltante centrado en que «nadie detendrá la lucha del pueblo vasco por recuperar la soberanía», cosa difícil de creer porque lo más parecido a una soberanía que han tenido los vascos son los amplios derechos autonómicos que disfrutan gracias a la generosidad de la Constitución del 78. Contra la cual han luchado y conspirado desde el primer día los de la «askatasunarem nazioa». En fin, quien quiera saber a qué atenerse respecto a las estruendosas recuas de Bilbao y Pamplona (no me refiero solamente a la gente del resto de España, sino sobre todo a los ciudadanos del País Vasco, bombardeados día y noche por la propaganda separatista) deben sin falta leer La tribu caníbal de Carlos R. Estacio (ed. Alegoría). Más que nada por recordar lo esencial…

Por cierto, algo que me ha ilusionado en este Aberri Eguna. El nuevo presidente del EBB, Aitor Esteban, después de dar la estupefaciente noticia que habrá dejado boquiabiertos a los historiadores de que el PNV tiene ambición nacional desde hace ciento treinta años, ha añadido generoso: «Este país no discrimina a nadie por su origen. El próximo presidente del EBB puede ser Agirregomezkorta, o García, o Hassan». Por su parte, Otegi no se queda atrás, y luego de intentar sin mayor éxito el lirismo («nadie será capaz de abortar la primavera») asegura que vamos a construir «una sociedad de iguales». Vaya, todo eso suena bien: no discriminar a nadie por su origen, una sociedad de libres e iguales… ¡A ver si estos separatistas acaban reinventando España!

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D