THE OBJECTIVE
Leopoldo Abadia

El premio

Milo es un crack. Tiene pluriempleo y todo lo hace bien. Supongo que como primer ministro de Montenegro trabaja bastante. Lleva en el puesto desde 2012 y no lo han despedido. Por eso deduzco que lo hace bien. Es verdad que Montenegro tiene menos habitantes que Zaragoza, pero el alcalde de Zaragoza tiene problemas «locales», que siempre son más fáciles de resolver que los de este señor, que ha pedido el ingreso de su país en la Unión Europea y, por si fuera poco, en la OTAN.

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El premio

Milo es un crack. Tiene pluriempleo y todo lo hace bien. Supongo que como primer ministro de Montenegro trabaja bastante. Lleva en el puesto desde 2012 y no lo han despedido. Por eso deduzco que lo hace bien. Es verdad que Montenegro tiene menos habitantes que Zaragoza, pero el alcalde de Zaragoza tiene problemas «locales», que siempre son más fáciles de resolver que los de este señor, que ha pedido el ingreso de su país en la Unión Europea y, por si fuera poco, en la OTAN.

Pero además, se dedica al crimen. Y no a un crimen cualquiera, no. Al crimen organizado, que, cuando empiezo a escribir este artículo, no sé qué es, pero que me suena a algo más sofisticado que matarle a uno de una pedrada.

Voy a Wikipedia y encuentro la definición: actividad delictiva de un grupo estructurado que exista durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer delitos graves con miras a obtener un beneficio económico, político u otro de orden material.

Como en todo, veo que aquí también hay competencia. ¡Y qué competencia! Desde la Cosa Nostra y la Camorra en Italia hasta los Anillos de Seulpa en Corea pasando por la familia Genovese en Estados Unidos y el Cartel de Tijuana en México, una constelación mundial de tipos impresentables.

Pues Milo, el número 1, con reconocimiento internacional.

Vuelvo a pensar en Montenegro. ¿Cómo le habrán elegido a este tío como Primer Ministro?

Porque comprendería que lo hubieran elegido en un país grande, donde no conoces a nadie. Pero en Montenegro, donde, como en Zaragoza, se conocen todos, ¿qué ha hecho este pájaro para que lo elijan?

O ha cambiado mucho desde que era un chaval o los de Montenegro no han leído su biografía o ha habido pucherazo.

Mientras tanto, Milo, tan contento con su premio. No sé si habrá acto oficial de entrega, o le darán una placa.

Pero seguro que esa noche llega a casa, gritando: “¡a papá le han dado un premio!”

Y la familia lo celebra.

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