THE OBJECTIVE
Jesús Nieto

Felipe VI, cinco años y un día

«Felipe VI está en su sitio, es alto y bello, habla idiomas y convence de que seamos mejores personas y creamos en la Corona como en una Cruz Roja con tapices de La Granja»

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Felipe VI, cinco años y un día

Reuters

Cinco años y un día. Cualquiera diría que fue ayer, y, sin embargo, ha pasado la Historia. Uno ha sido siempre un pelín republicano pero, a la hora de la verdad, ha sido de toros, manolas y últimamente de alguien/algo que pusiera firme al golpismo catalán. Uno es más de «café, copa y puro» que de «Dios, patria y justicia», como Foxá. Y sin embargo es conveniente rescatar a Felipe VI del volterón de la Historia.

En los cinco años y un día transcurridos, la Corona nos ha dado ejemplaridad y hasta la escenita de la Pascua primaveral en Palma, donde vimos quién impone el protocolo y lleva los pantalones. Pero en estos cinco años, a Felipe de Borbón lo nombran de la Orden de la Jarretera y a Pablo Iglesias le cuestionan el chalet y la papada y uno va y piensa que sí, que en ésas reside la Justicia histórica. Un quinquenio bien urdido, pues una España sin la Corona, ni el fútbol, ni la Renfe sería una suerte de Somalia romanizada, habitada en los bordes costeros.

El discurso tras el 1-O, las canas del Rey, un alma como de ejemplaridad no pedida es lo que nos ha dado Felipe VI, al que he tratado en IFEMA aunque él no se acuerde de que yo rompí el protocolo saludador. Hubiera sido también ejemplar que, frente a Puigdemont, hubiéramos tenido al Juan Carlos de los 90: pero, como a Valle, nos falló la época, y Felipe VI desmontó solito al golpismo con la fuerza de un Estado que estaba en situación de anemia y él lo reanimó en bella prosodia.

Felipe VI está en su sitio, es alto y bello, habla idiomas y convence de que seamos mejores personas y creamos en la Corona como en una Cruz Roja con tapices de La Granja. A su lado, altos funcionarios, y Alfonsín y gente preparada, no ese que llaman Iván Redondo que sostiene con cargo al erario público una casa real paralela entre Sánchez y su consorte, la de los proyectos para África.

El tiempo viene a dar la razón a Felipe VI, que juró bandera dos veces y que debiera estar retratado y enmarcado en esas clases de monotonía tras los cristales, que cantó Machado. Un rey es así para mí. Ni más, ni menos.

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