THE OBJECTIVE
Paco Reyero

Fútbol y playa

La oposición cerca al ministro Grande-Marlaska tras la destitución del coronel Pérez de los Cobos

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Hay un aserto taurino aplicable a la volubilidad de los planes: “Yo tenía pensada una faena, pero el toro tenía pensada otra”. El ministro Grande-Marlaska vio como la sesión de Control al Gobierno y al presidente Sánchez viró para enfocarlo a él, a su mendaz decisión de proceder a la “reestructuración” (sic) “normal, operativa” de la Cúpula de la Guardia Civil mientras la maquinaria propagandística del Gobierno señalaba al coronel Pérez de los Cobos como un número desviado de los planes del alto mando.

Una detrás de otra las preguntas parlamentarias fueron cercando al magistrado/ministro, que se encontraba con su pasado, ahora deslucido, al frente de la lucha contra ETA. Con quien más dificultades mostró, incluso emocionales, fue con Teresa Jiménez-Becerril, hermana del concejal del PP asesinado por ETA, Alberto y, de la mujer de este, Ascensión García, en 1998. La diputada popular tiene un tono de voz quebrado, una retórica humilde y sus palabras, leídas, fueron marcando la evolución del ministro, poniéndolo ante el espejo. Su cuestión, introducida con urgencia ante la borrasca del cese y la dimisión, era “¿Piensa el Ministro del Interior pactar con sus nuevos socios preferentes de Bildu la mejor estrategia para aislar políticamente y poner a disposición judicial a los responsables de los últimos episodios de violencia callejera en el País Vasco y Navarra?”

En su respuesta, Grande Marlaska salió como pudo aludiendo a que él había “asumido riesgos personales” y luego añadió que, no gustando de alardear, le resultaba incómodo debatir con congresistas como “María del Mar Blanco o Teresa Jiménez-Becerril”, “por una cuestión de piel”. El ministro tuvo un lapsus ( o eso pareció) y aludió a la importancia de la “reestructuración”, cuando realmente era “la reconstrucción”. La reestructuración es el eufemismo empleado para explicar lo sucedido en la  Guardia Civil. “La democracia no nos la estamos jugando -dijo Becerril-, nos la han robado ustedes. Señor Sánchez, ¿qué valor tiene su palabra que dijo que no pactaría con Bildu?”, “se ha perdido la decencia”, “la memoria”, (y) ahora “agradecen los votos de Bildu”; “Y señora Lastra, no diga más que ustedes derrotaron a ETA”, lanzó la popular subrayando que el PSOE es capaz de atribuirse y monopolizar el final del terrorismo y seguir pactando con sus herederos.

“Nos quedan muchas cosas por hacer, en este sentido”, decía el ministro Grande-Marlaska, ante la tranquilidad de Oskar Matute (Bildu), relajado en su escaño después de preguntar al presidente Sánchez.

El presidente se corroboró en la derogación total de la Reforma Laboral y esgrimió un “Como-Ya-Dije”….cuando Sánchez insiste “Como-Ya-Dije….” se desmonta todo su discurso porque “lo dicho y lo comprometido” no lo condicionan en absoluto, como ya demostrado con aplomo. Sánchez tuvo el cuajo de señalar al PP como negociador con Bildu y Casado y García Egea, respondieron con la misma categoría, identificando al Gobierno con los herederos de la banda.

Respecto a la equiparación salarial de la Guardia Civil, incluida como ingrediente extra bajo el manto de una ensaladilla  rusa, Edmundo Bal (C’s) llegó a preguntarle a Marlaska, como en el patio de la escuela, “señor Ministro, ¿pero cree que la policía es tonta?”.

Antes, el vicepresidente Iglesias ya había perdiendo las formas con García Egea, que le llegó a decir que había que derogarlo a él, entero, también. Y así la sesión fue subiendo de grados, tónica habitual de las últimas semanas.

Lo más interesante resultó, como habitualmente, lo que no se dijo. Fue cuando el diputado de Vox, Espinosa de los Monteros, le preguntó a la locuaz y esquinada ministra de Hacienda, María Jesús Montero, qué impuestos iba a subir(nos). El parlamentario desgranó distintos atisbos de un plan impositivo exhaustivo (Tasa Covid, apuntada por Iglesias; impuestos digitales; etc). La ministra evitó entrar en el asunto y dijo, “Tengo la misma opinión que la semana pasada”.

Así son las cosas en el Congreso.

Todo el mundo sabe que los impuestos subirán pero la ministra del ramo prefiere seguir viviendo en la semana pasada.

Hasta que llega la “nueva normalidad” fiscal, Casado le recordó a Sánchez la recuperación de dos factores esenciales, el fútbol y la playa.

“Pan y circo, como Nerón”, acabó el popular.   

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