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Xabier R. Blanco

Hoy tampoco ha muerto Fidel

Ahora se puede interpretar como las palabras de un visionario, pero también pudo responder cuando llueva hacia arriba o cuando Cuba gane un Mundial de fútbol.

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Hoy tampoco ha muerto Fidel

Ahora se puede interpretar como las palabras de un visionario, pero también pudo responder cuando llueva hacia arriba o cuando Cuba gane un Mundial de fútbol.

En 1973, después de un viaje a Vietnam, el periodista inglés Brian Davis preguntó a Fidel Castro sobre la fecha en la que Estados Unidos y Cuba podrían restablecer relaciones. El comandante le espetó: “Estados Unidos se sentará a dialogar con Cuba cuando tengan un presidente negro y exista en el mundo un Papa latinoamericano”. Ahora se puede interpretar como las palabras de un visionario, pero también pudo responder cuando llueva hacia arriba o cuando Cuba gane un Mundial de fútbol.

Han pasado 42 años desde aquella certera premonición, aunque fuese de chiripa, y Fidel Castro ha sobrevivido a 700 atentados; a once presidentes estadounidenses; a Manuel Fraga, con el que compadreó en la isla y en Galicia; y hasta al escritor Eduardo Galeano. En su delicioso libro El fútbol a sol y sombra el pensador uruguayo enuncia la cita mundialista de cada cuatro años con la misma anécdota: “Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas”. Contó Maradona, el futbolista más sorprendente de todos los tiempos y que ahora acostumbra a encargarse de desmentir la mala salud del comandante, que en una ocasión bromeó con que algún día la cadena CNN acabará acertando con su muerte. La biología suele ser más implacable que la CIA.

El escritor gallego Xosé Neira Vilas, autor del celebérrimo libro Memorias dun neno labrego relata con una gracia insuperable una anécdota del arquitecto ferrolano Calixo Loira cuando estaba rematando las obras del Cementerio Colón de La Habana que él había diseñado. “Está quedando tan bonito que dan ganas de morir para enterrarse aquí”, dijo. Fue el primero en estrenarlo al fallecer repentinamente cuando supervisaba la Galería Tobías. Al comandante parece no gustarle tanto el camposanto. En algún lugar secreto de la isla celebró que la bandera de Cuba vuelve a ondear en la embajada de Washington después de 54 años. Hoy tampoco ha muerto Fidel.

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