THE OBJECTIVE
Amando de Miguel

Los hunos o nosotros

Espeluzna la imagen, repetida urbi et orbi, del ritual degüello del periodista secuestrado. La víctima, con camisón azafranado; el verdugo, de insolente negro, con acento de East London.

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Espeluzna la imagen, repetida urbi et orbi, del ritual degüello del periodista secuestrado. La víctima, con camisón azafranado; el verdugo, de insolente negro, con acento de East London.

Espeluzna la imagen, repetida urbi et orbi, del ritual degüello del periodista secuestrado. La víctima, con camisón azafranado; el verdugo, de insolente negro, con acento de East London. No hace falta que las televisiones censuren púdicamente la escena final: la matanza del cerdo cristiano. Nos la imaginamos, que es peor. Es la apoteosis del espectáculo, lo que más aprecia nuestro mundo.

La salvajada se reproduce una y otra vez de mil maneras: degüellos, violaciones en masa, quema de iglesias o de escuelas, atentados suicidas, coches bomba. Es la guerra, la de los cafres contra el mal llamado Occidente (pues incluye a Japón o Israel). Una solución parcial de los políticos occidentales: “Demos armas a los curdos”. Pero, ¿no sería más fácil que no se vendieran armas a los bárbaros? Parece sencillo: los fabricantes de armamento están contados.

Lo malo es que algunos comentaristas de nuestro mundo, para dárselas de originales, comprenden la violencia yihadista como una respuesta justiciera a la codicia de los poderes ocultos de Occidente. Tras los cuales se agazapa el “sionismo” internacional. Todo es  cuestión de palabras. El terrorismo no es tal sino “guerrillas” o “milicias”. Los terroristas aparecen como “combatientes” o ”insurgentes”. La orgía de sangre se traduce como “guerra santa”. Es el mismo juego léxico de los nazis: “el trabajo os hace libres” de loos campos de exterminio.

Aunque pueda parecer mentira, se ha llegado a garabatear en este mismo medio que los degüellos de periodistas son un “benéfico suceso para la Humanidad”. Tu puta madre, que diría un académico.Como tantas otras veces a lo largo de la Historia, se trata de elegir bando: los hunos o nosotros, la barbarie o la civilización, los cafres o los misioneros, las jaimas o las catedrales.

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