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Mi móvil, mi WiFi, y mis microondas

Cuando me enteré de la cantidad de investigaciones y pruebas que había sobre el efecto perverso sobre la salud de la radiación en la banda de microondas mi vida ya no pudo ser la misma. Yo, que había trabajado durante tantos años para la gran industria de la telefonía móvil que basa sus comunicaciones precisamente en dicha banda dañina.

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Mi móvil, mi WiFi, y mis microondas

Cuando me enteré de la cantidad de investigaciones y pruebas que había sobre el efecto perverso sobre la salud de la radiación en la banda de microondas mi vida ya no pudo ser la misma. Yo, que había trabajado durante tantos años para la gran industria de la telefonía móvil que basa sus comunicaciones precisamente en dicha banda dañina.

Cuando me enteré de la cantidad de investigaciones y pruebas que había sobre el efecto perverso sobre la salud de la radiación en la banda de microondas mi vida ya no pudo ser la misma. Yo, que había trabajado durante tantos años para la gran industria de la telefonía móvil que basa sus comunicaciones precisamente en dicha banda dañina.

Siempre había escuchado los posibles efectos adversos de hablar mucho tiempo con el móvil pegado a la oreja, pero calmaba mi conciencia argumentando que serían estudios poco serios, con intereses económicos de por medio. El punto de inflexión lo marcó el conocer los trabajos de Barrie Trower, ex espía del MI5 inglés y experto en microondas, que argumentaba como ya por los años 60 los servicios de inteligencia utilizaban las radiaciones de microondas para torturar a personas, privación de sueño y otras bondades del género. Barrie realiza una declaración jurada ante un juez de estados unidos, en 2011, en una demanda de los padres de una niña contra los colegios públicos de Portland debido al WiFi que se utiliza. En dicho informe se hace referencia a centenares de estudios científicos donde queda probado la larga lista de enfermedades y trastornos causados por las microondas (móvil, inalámbrico de casa y WiFi, principalmente).

Al contrario de lo que se cree, estas radiaciones son acumulativas, por lo que aunque los niveles de señal sean bajos se van acumulando en el organismo con el tiempo. Producen inhibición de la melatonina en el cuerpo, lo que provoca insomnio, depresión y envejecimiento, de ahí la importancia de apagar el móvil por las noches, y sobre todo, interfieren en el correcto desarrollo de los niños (hay países como Inglaterra y Rusia donde está prohibido el uso de móviles a niños y adolescentes, hasta los 12 y 18 años, respectivamente). No matéis al mensajero 😉 

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