MyTO

Voto razonado

«La obsesión española por las izquierdas y derechas no tiene más sentido que el de cualquier otra obsesión, como la de no comer caracoles o ser fanático del Betis»

Notas de un espectador

La hasta ahora vicepresidenta de la Generalitat valenciana y portavoz del Consell, Mónica Oltra, comparece para anunciar su dimisión. | Jorge Gil (EP)

  • Félix de Azúa (Barcelona, 1944) es escritor, doctor en Filosofía y catedrático de estética. En junio de 2015 fue elegido miembro de la Real Academia Española.

Mucha gente, sobre todo periodistas, tertulianos, profesores y políticos, creen que los resultados de las elecciones (en general) tienen una parte de racionalidad, de sentido común que se puede explicar. No comparto yo ese optimismo, tengo para mí que las elecciones se ganan y se pierden por factores absolutamente desconocidos y que nunca se han estudiado. Por ejemplo, el cómputo general de estupidez o chulería de los candidatos o su evidente maldad. Son factores difíciles de calcular porque, además, en ocasiones actúan a favor y otras en contra del candidato. Así, la obvia maldad de Trump fue un acicate para mucha gente con alma de bisonte muerto.

Por ejemplo, las últimas elecciones andaluzas (en particular) no obedecen a un cansancio de los votantes del PSOE y de los partidos ultras, creo yo, sino a un hartazgo de mantener un gobierno progresista que había logrado convertir a Andalucía en una finca subvencionada y con el índice de corrupción más alto de Europa y de algunos países latinos. A veces cansa mantener los sueldos de los corruptos. No es una cuestión moral, ni ideológica. La obsesión española por las izquierdas y derechas no tiene más sentido que el de cualquier otra obsesión, como la de no comer caracoles o ser fanático del Betis. Ha sido más bien el cansancio de ver a los rollizos diputados socialistas poner cara de niño huérfano y tender la mano subvencionada cuando todos vemos cómo se les salen los billetes por la varilla de las gafas. Muchos andaluces han dicho basta. Y eso es lo único extrapolable a las próximas elecciones en cualquier otro lugar, el cansancio ante la hipocresía de los sinvergüenzas.

Algunos episodios son carne de urna. El reciente fracaso de la señora Oltra, que se ha visto obligada a salir de la política valenciana, según ella «para salvar la democracia», según el juez y la totalidad de la población por proteger a un pederasta en el que concurrían dos virtudes: ser su marido y abusar de una menor oficialmente protegida por la administración valenciana. La señora Oltra, que es progresista, cree que está por encima de la legislación (la cual es heteropatriarcal) y no tiene por qué obedecer las sentencias de los jueces (oscuramente controlados por la ultraderecha) en lo cual no hace sino seguir las instrucciones de las autoridades catalanas que comparten exactamente la misma opinión, aunque no necesariamente protejan a ningún pederasta de la familia. Todos respetamos la presunción de inocencia, pero es que fue ella misma la que nos invitó a no respetarla y bien fuerte que lo gritaba ante sus víctimas.

Esa escena final de Oltra hay que imaginarla con todos sus elementos ornamentales: el baile triunfal, las pintas de la señora y de su mano derecha, el tal Baldoví, bailando enfervorizados; su feroz defensa de la dimisión para cualquier otro que no sea ella y se haya visto imputado; en fin la evidente inmoralidad y escaso talento de la beneficiada por el poder son ornatos inolvidables de un importante socio socialista.

Pero, insisto, es una cuestión estética, física, como de concurso televisivo, la que decide quien gana o pierde, y no en absoluto ningún principio político. Resulta patético leer a esta mujer diciendo que todo es una conspiración para hundir a quienes «luchan contra los poderosos» como si ella fuera una inmigrante. Son estas estupideces las que acaban por hartar a los votantes.

Aunque, repito, cada escenario tiene su propia resistencia. Así, la alcaldesa Colau, en una situación muy similar como imputada en delitos incluso más graves, no solo no se ve presionada para largarse, sino que figura como una resistente heroica (recuerda el això és una dona de hace unos años). El escenario catalán, tan reseco, no es el valenciano, que es de regadío. Y lo mismo sucede con el escenario vasco. Allí, no ya los encubridores de familiares pederastas, sino los protectores de asesinos gozan de excelente reputación y remuneración. Hasta que se harten de ver a tanto caradura subvencionado durante tanto tiempo y apuesten por otro concursante.

13 comentarios
  1. Grossman

    Usted se pregunta por qué votan los votantes lo que votan.

    Efectivamente es algo imposible de saber, podemos entender por que la PSOE perdió en Andalucia, para mi es tan sencillo como entender que tienen el peor presidente de la historia de este torturado país.

    Pero sigue quedando un problema, porque aún así, hay millones de españoles que votan a Sanchez. Yo no lo sé, habrá una explicación de sicologia profunda que escapa a mi compresión.

    En cuanto a los que nombra, la encubridora de pederastas, los asesinos terroristas, la peor alcaldesa del mundo….no sabemos qué repercusión tendrá, si sabemos, que aún así, habrá gente que les votara, igual que hay gente que votará a Trump a pesar de haber intentado un golpe de estado.

    En la mente humana hay algo oscuro, algo misterioso y profundo que produce terror.

  2. Fredo

    El comentario sobre Trump no lo comparto, pienso que en el lado de los demócratas la maldad es mucho mayor, y cuando se reviste de hipocresía se multiplica, no son ejemplo de nada, en lo referido al «voto razonado», pienso que, sí existiese, el sentido común y la verdad lo haría imposible, votamos a oscuras, porque queremos, y lo sabemos, quizás sea más honrado no votar, a la mayoría de la gente le importa muy poco, o nada, la justicia de la decisión, más bien sopesamos quiénes tenemos en frente, no importa el bagaje de aquellos a los que les entregamos el voto, aunque no lo merezcan, que es casi siempre.

  3. ToniPino

    ¿Es propio de un análisis serio decir que la obvia maldad de Trump fue un acicate para que la gente con alma de bisonte muerto le votara. No tengo simpatía por Trump y no voy a defenderle, y entiendo toda crítica a los políticos, pero no soporto atacar a los votantes de ningún partido. Amigo De Azúa, su comentario es otra forma de complejo de superioridad moral. No suelo leer los artículos de este señor, y para uno que leo me encuentro con esto.

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