La royal bisabuela
Todos parecen contar con ella. Su presencia en la vida y en la historia de las futuras generaciones permanecerá atada a sus principios y forma de actuar.
Todos parecen contar con ella. Su presencia en la vida y en la historia de las futuras generaciones permanecerá atada a sus principios y forma de actuar.
Toda la experiencia laboral de Su Majestad es posible plasmarla en el papel. La mayoría de sus vivencias como mujer serán material clasificado para siempre. Precio alto pero en todo caso justificable cuando no hay otra opción.
Lleva 61 años de reinado y el pueblo le sigue declarando su permanente apoyo y fidelidad. Es madre, esposa, abuela, bisabuela y no ha hecho falta verla expresando sus emociones públicamente para hacer sentir a los ingleses como seres arropados y protegidos. Todos parecen contar con ella. Su presencia en la vida y en la historia de las futuras generaciones permanecerá atada a sus principios y forma de actuar.
Pensé que el nacimiento de su bisnieto George Alexander Louis, príncipe de Cambridge sería la ocasión perfecta para romper toda norma y posar con el bebé en brazos para los miles de fotógrafos que esperaban por una foto distinta. Pero no. Las cosas parecen cambiar en el mundo entero excepto en el protocolo de la Reina Isabel II. Pocas cosas la enmarcarían en un ámbito tierno y dulce y eso poco o nada importa cuando de gobernar se trata. Pero me genera inquietud que insista en no dejarse ver como una bisabuela de 87 años desempeñando un rol tan natural como la vida misma. Sería maravilloso para su imagen pública una foto acariciando al consentido de la familia. Manifestar amor al “royal baby” a través de una simple fotografía caería muy bien al mundo y mejor aún la convertiría instantáneamente para la historia en una mujer sensible y especial. Para lo demás ha tenido seis décadas de esfuerzo y dedicación. No hay en el planeta quien ponga en duda sus aptitudes como líder.
Las caricias y los “agugus” son de puertas del Buckingham Palace para adentro. La reina gobierna y no hay espacio para algo distinto. Cuando posa para una foto lo hace milimétricamente proporcional a las decisiones que ha tenido que tomar en su vida. Los sombreros, las plumas, los broches pero sobretodo su gesto serio y adusto parecen ser la clave para mantenerse en la lista de las mujeres más poderosas del mundo.