Aunque haga calor, vete igual por el sol
Podemos ser testigos de la evolución de la Tierra y prepararnos para lo que el futuro nos pueda deparar.
Podemos ser testigos de la evolución de la Tierra y prepararnos para lo que el futuro nos pueda deparar.
José María Cano (Mecano) compuso una de las canciones más bellas que ha interpretado Julio Iglesias. Decía que “la sombra está bien pa’ los blandos de piel que les pique el sudor”. Personalmente nunca he soportado el calor, soy de frío y de montaña, blando de piel. No obstante, reconozco que estudiando el calor en el planeta, podemos ser testigos de la evolución de la Tierra y prepararnos para lo que el futuro nos pueda deparar.
Investigando y repasando hemerotecas, observamos que la temperatura más alta del mundo desde que comenzaran las mediciones, se registró hace 100 años en el Valle de la Muerte en California. Entonces, se alcanzaron los 56,7ºC, una cifra que supuestamente fue superada en Libia en septiembre de 1922, cuando se registraron 58ºC. La Organización Meteorológica Mundial la dio por válida en 2012. En España los records los poseen Murcia, con 47,2ºC y el embalse cordobés de Guadalmellato, donde se comenta que en 1916 se llegó a los 52ºC, aunque el dato no está reconocido oficialmente al dudarse de su fiabilidad. Inocencio Font Tullot, uno de los grandes climatólogos españoles, nunca entró a discutir su veracidad, pero siempre sostuvo que ciertamente los 50ºC pueden haberse superado —y pueden superarse— en las zonas más propicias de España, como el valle del Guadalquivir.
Según una gran parte de la comunidad científica internacional, la Tierra se va calentando poco a poco, año tras año, pero siguen apareciendo voces discrepantes, que suelen ser silenciadas por los grandes medios. Por mucho que intenten vendernos que hay que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir el nivel global del calentamiento a dos grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, muchos científicos siguen pensando (aunque sea políticamente incorrecto) que lo que se conoce como cambio climático no es más que un ciclo cálido del planeta, apoyado por una acción humana negativa, pero no decisiva, tal y como defendía el desaparecido escritor y doctor Michael Crichton a través de su excelente ‘Estado de miedo’, una novela harto interesante, aunque muchas voces opinen todo lo contrario.