Los antisistema somos los católicos
Hemos tomado el relevo de nuestros mayores en la fe, los judíos, en cuanto a persecuciones se refiere
Hemos tomado el relevo de nuestros mayores en la fe, los judíos, en cuanto a persecuciones se refiere
Se celebró este domingo en Tarragona la beatificación más numerosa en toda la historia de la Iglesia. España es un país con un par, y nuestros muchachos de la CNT-FAI, del PSOE y del PCE, con la complicidad activa del gobierno del Frente Popular y del presidente Companys en Cataluña, han dejado a Nerón, Decio y Diocleciano como unas hermanitas de la caridad.
En este deporte de asesinar cristianos, a «la roja» sólo le gana otro rojo, el padrecito Stalin.
Los cristianos en general, y los católicos en particular, hemos tomado el relevo de nuestros mayores en la fe, los judíos, en cuanto a persecuciones se refiere.
Desde los tiempos del Imperio romano, la doctrina de Cristo se hace temible para el poder establecido. Y el poder establecido se dedica a liquidar a sus seguidores. Condenar la avaricia y predicar la igualdad, la libertad y la fraternidad no fue cosa de los ilustrados franceses: nos lo copiaron y luego, estos también, quisieron ocultar el plagio asesinando a católicos en masa.
El Imperio romano reprimió a los cristianos; los emperadores germánicos trataron por todos los medios de imponerse al papado; los calvinistas, esos precursores del capitalismo salvaje, masacraron católicos a placer allí donde no llegaba España para defenderlos; Isabel I de Inglaterra brindó a Roma miles de mártires –sin llegar al extremo de Líster, Largo Caballero o Carrillo, por supuesto–; las fuerzas masónicas inglesas y estadounidenses culminaron su persecución lanzando la segunda bomba atómica sobre la catedral católica de Nagasaki. Y ahora, Barack Hussein Obama, que en dos días puede llevar a los USA a la quiebra, intenta que pasen a los libros de historia los últimos restos del cristianismo en Oriente Medio, apoyando y financiando a Al Qaeda y a los «rebeldes» sirios.
Naturalmente, las multinacionales farmacéuticas de la contracepción y los señores Bill Gates y Rockefeller, con el cuento chino de la superpoblación mundial, convencen a nuestras progres para que consideren como un derecho el crimen del aborto. Y así tenemos a todo ‘hipster’ modernito del mundo abominando del capitalismo y, al mismo tiempo, trabajando para que siga dominando el planeta y explotando a los pobres, que sólo encuentran apoyo de verdad en católicos como la madre Teresa de Calcuta y en Cáritas.
No son más tontos –los progres, digo– porque no se entrenan.