Nada personal
Cuba fue paraíso de la Mafia hasta el triunfo de la revolución. El bloqueo actual es una cuestión de negocios, nada personal
Cuba fue paraíso de la Mafia hasta el triunfo de la revolución. El bloqueo actual es una cuestión de negocios, nada personal
«No es nada personal, solo negocios», dice Michael Corleone en ‘El Padrino II’ antes de viajar a Cuba, donde las familias mafiosas de EE UU se reparten los negocios del pequeño país. Reunidos en la terraza de un hotel de La Habana, los jefes de la Mafia cortan simbólicamente una tarta con la forma de la isla, bajo la supervisión de Hyman Roth, el capo judío inspirado en Meyer Lansky, estrecho colaborador de Lucky Luciano, contable de la organización y eslabón entre el mundo criminal de la Cosa Nostra y el mundo financiero de Wall Street.
Esta escena está basada en la cumbre mafiosa que tuvo lugar en La Habana en diciembre de 1946, en la que la Honorable Sociedad diseña su modelo de negocio criminal y su progresiva infiltración en la política. Se decide convertir al Caribe en el epicentro mundial del juego, con Cuba como eje central y Lansky como administrador único de un negocio multimillonario que ambicionaba ser más grande que Las Vegas. Un proyecto que también pretende servir de lanzadera para la conquista de importantes centros de poder. «Aquí estamos protegidos por un gobierno amigo», le dice Roth a Michael Corleone, «¡a noventa millas de casa! Sólo tenemos que buscar a un hombre que quiera ser presidente de los Estados Unidos y poner el dinero que lo haga posible. Michael, somos más grandes que U.S. Steel».
El triunfo de la revolución castrista frustró los ambiciosos planes de EE UU en Cuba. Desde entonces, la potencia mundial impone a la isla un lacerante embargo comercial que acaba de ser condenado en la asamblea de la ONU por 22.ª vez consecutiva, sin que ello afecte al gobierno norteamericano, para el que probablemente este asunto, como tantos otros, es una cuestión de negocios; nada personal.