La degradación final del Yes we can
Yes we can pasó de la esperanza al vacío y del vacío a tomar un cariz nuevo y aterrador
Yes we can pasó de la esperanza al vacío y del vacío a tomar un cariz nuevo y aterrador
Cinco años más tarde, la célebre frase de la exitosa campaña electoral de Barack Obama, «Yes we can», pasó de la esperanza al vacío y del vacío a tomar un cariz nuevo y aterrador.
El joven senador Barack Obama irrumpió con un discurso vibrante y hueco en la Convención demócrata de 2004. Fue a partir de los sueños de los deseosos del cambio que Obama llegó a presidente: su discurso de sentimientos y no de promesas concretas caló en el electorado, porque traía una imagen distinta. Creímos que defendería a los de abajo, a las minorías, porque tenía su cara.
Símbolo de todo esto fue su «Yes We Can», «Sí, podemos». ¿Quiénes podemos? ¿Podemos qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? No importa. Era un cheque en blanco a la esperanza.
Aún antes de comenzar su primer mandato en 2008, quedó claro que no iba a cambiar nada sustancial: como presidente electo, corrió a firmar con su antecesor George W. Bush el billonario rescate a la banca, sin condiciones y sin exigencia de enmienda.
Muy pronto el «Sí, podemos» se vació de contenido. Pero en el segundo mandato de Obama el eslogan se convirtió en otra cosa. Con la revelación de secretos (la vigilancia de líderes y ciudadanos propios y extranjeros) y el sacar pecho por operaciones de asesinato y venganza, muchos empezaron a pensar que los que podían cumplir sus deseos no eran sus esperanzados votantes, sino el omnívoro poder del ‘establishment’.
El poder se veía reforzado. Una de las poquísimas propuestas concretas de Obama, cerrar Guantánamo, no sólo fue incumplida, sino que se siguió usando la tortura y se profundizó en el asesinato de civiles con el uso escalofriante de drones no tripulados y la vigilancia secreta de enemigos, aliados, las conversaciones privadas de la población civil.
Ahora queda claro: el «we» de «Yes we can» se refiere a ellos, los que siempre mandaron. Ellos pueden espiar a quien quieran y cerrarse al escrutinio público; ellos pueden torturar y matar sin juicio; ellos pueden seguir haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
Ellos pueden. ¿Cuándo podremos nosotros?