¿Estado de Derecho?
¡Cuánta falsedad y cuánta traición ha puesto en evidencia la cruel realidad de los asesinos en la calle y de sus compinches en los resortes del poder! Además tienen el valor de afirmar que ETA ha sido derrotada.
¡Cuánta falsedad y cuánta traición ha puesto en evidencia la cruel realidad de los asesinos en la calle y de sus compinches en los resortes del poder! Además tienen el valor de afirmar que ETA ha sido derrotada.
Lo que está sucediendo en España con la puesta en libertad de los etarras es difícil de entender, pero mucho más difícil de explicar. El crédito de las instituciones y del Estado de Derecho, si es que quedaba alguno, se ha diluido sin apenas resistencia. ¿Alguien puede creer con las excarcelaciones a la vista que las leyes, los Tribunales de Justicia, el Parlamento o el Gobierno de turno protegen realmente a los ciudadanos?
Había que escuchar -no hace mucho- rotundas condenas, anuncios de penas implacables, declaraciones descalificadoras unánimes y contundentes, reiteraciones en el rechazo absoluto a la violencia, negaciones permanentes de cualquier tipo de concesión, teatrales apoyos a las víctimas… ¡Cuánta falsedad y cuánta traición ha puesto en evidencia la cruel realidad de los asesinos en la calle y de sus compinches en los resortes del poder!
Y lo más indignante de todo es que pretendan justificarlo amparándose en Tribunales Internacionales, Derechos Humanos, procesos de paz… Los que así argumentan o son desvergonzadamente idiotas o, simplemente, cómplices de los asesinos. Además tienen el valor de afirmar que ETA ha sido derrotada. ¡Anda que si llega a triunfar!
El estrepitoso fracaso, intencionado por parte de unos y aceptado por otros, de la política antiterrorista, era fácil de prever desde el momento en que el oficialismo democrático pretendió desligar los medios y procedimientos de los terroristas de sus fines y objetivos. No podía ser otra la cosecha que recogemos estos días. Y atención porque los acontecimientos de este signo sólo acaban de empezar.