Retórica y ética
El ethos se construye con el rigor, la independencia y la transparencia. De ethos viene ética y en periodismo, al revés que en otras áreas, sin ética no hay negocio.
El ethos se construye con el rigor, la independencia y la transparencia. De ethos viene ética y en periodismo, al revés que en otras áreas, sin ética no hay negocio.
En la antigua retórica aristotélica las fases del discurso argumentativo se dividen en tres partes, de las cuales la primera es el ethos, es decir, el momento en el que el emisor de un mensaje se presenta a su público y se define. Es la parte en la que un orador dice quién es, y qué relación tiene con su público. Digamos que muestra desde qué púlpito habla. Cuando un alcalde empieza sus discurso diciendo «Queridos conciudadanos, amigos míos…» está tratando de conseguir su complicidad diciendo dos cosas: que comparten la ciudadanía y que les unen lazos de amistad. Como es cierto que son conciudadanos, parece que lo de la amistad entra en el paquete, sin que el público lo ponga realmente en cuestión. A partir de ahí el público está mejor predispuesto a creer lo que vaya a decir.
En el caso de un medio de comunicación, el ethos se construye con el rigor, la independencia y la transparencia. Con el tiempo, una cabecera obtiene un buen o mal púlpito. Tiene o no tiene credibilidad. Y ese es su ethos. Cuando el público detecta que un medio no conoce los temas que publica, o escribe sirviendo a intereses, o no dice claramente quién está al mando del medio, lo normal es que se acabe cuestionando al medio mismo.
De ethos viene ética y en periodismo, al revés que en otras áreas, sin ética no hay negocio.