Terapia mediática
El cuerpo humano no está hecho para recibir cada día tantísimas malas noticias, situaciones injustas, o acontecimientos incomprensibles
El cuerpo humano no está hecho para recibir cada día tantísimas malas noticias, situaciones injustas, o acontecimientos incomprensibles
Mi amigo Jesús es un hombre cabal. No tiene estudios, pero es inteligente y culto. Es un filósofo de a pie del que siempre se aprende algo. El otro día, comprando el periódico en el quiosco, me dijo «¿Has probado a no leer un periódico ni escuchar la radio o ver la televisión durante una semana? Es una terapia fantástica. Te sentirás otro, haz la prueba. El cuerpo humano no está hecho para recibir cada día tantísimas malas noticias, situaciones injustas, o acontecimientos incomprensibles».
Me volví a casa con la firme resolución de pensar en su consejo. Seguramente Jesús tendría razón. No hay sensibilidad que aguante tanto. Hoy mismo, repasando las noticias, me encuentro con lo siguiente:
- Agotados los muñequitos que representan a Rob Ford, el alcalde de Toronto, feliz y sonriente. Miles de conciudadanos suyos lucirán el muñeco del edil en sus casas, orgullosos de que su ídolo haya confesado haber fumado drogas durante una borrachera. Increíble pero cierto. Bonito ejemplo.
- El gobierno chino busca pareja a solteros y divorciados. Por lo visto, dicen, los divorciados crean inestabilidad y problemas.
- Los líderes de la UE , reunidos en Francia, no han encontrado solución alguna para paliar el paro juvenil, cuyas cifras asustan a todos. Y se han quedado tan tranquilos.
- El cultivo de opio ha aumentado en Afganistán un 36%.
- Miles de muertos en la zona de Haiyan, Filipinas, tras sufrir los estragos del tifón Yolanda. Sorprendentes imágenes hoy en los telediarios. Mañana nadie se acordará de los damnificados.
- Maduro en Venezuela sigue los pasos de su antecesor Hugo Chávez haciendo cosas muy extrañas.
- La guerra en Siria continúa. En Irak bombas y terrorismo.
Creo que estar una semana sin noticias me vendrá bien. Empiezo mañana. Espero que la curiosidad no me pierda.