Lobas con piel de cordero
Combatir es reprimir y atacar un mal o un daño, oponerse a su difusión. Combatir es, también, agitar afectos y pasiones del ánimo
Combatir es reprimir y atacar un mal o un daño, oponerse a su difusión. Combatir es, también, agitar afectos y pasiones del ánimo
Frenar la integración europea me parece un objetivo respetable. Se me ocurren argumentos a favor de la UE y otros en contra. Sobre todo a la vista de lo sucedido desde los Tratados de Roma. La idea de una Europa de los pueblos unida en torno a intereses comunes ha sido defendida por políticos ilustres. De los que ya no quedan. Pero cuando escucho, o leo, “combatir la inmigración”, se me ponen los pelos de punta. Y si es con esa mirada lepeniana, más.
Marion Anne Perrine Le Pen, más conocida como Marine Le Pen, y como hija de su padre, un tipo tan peligroso como ella. Su discurso xenófobo, trufado de un rollo populista que cala en tiempos de crisis, llegó al paroxismo cuando patrocinó para los inmigrantes una ciudadanía por puntos. Como los del carnet de conducir. Si aplicara el criterio a las vidas sentimentales, en consonancia con buena parte de su discurso, le habrían quitado la licencia hace tiempo. Pero tiene personal que la sigue, y prepara candidatura conjunta a las Europeas con la ultraderecha holandesa. Una unión peligrosa. Para todos.
Le clava las pupilas, Le Pen, a un tipo rubio también, como se observa en la foto de Toussaint Kluiters, de Reuters. Es Geert Wilders, su socio holandés. Pura raza aria.
Combatir es reprimir y atacar un mal o un daño, oponerse a su difusión. Yo a los inmigrantes quiero primero respetarles. Después comprenderles, ayudarles y posibilitar que cuanto antes, si lo desean, puedan regresar al lugar del que salieron. Muchos en contra de su voluntad. Claro que combatir es, también, agitar afectos y pasiones del ánimo. Y eso sí. Esta Le Pen, agita todas las pasiones de afecto y ánimo contra sus disparates.
Esta mirada, si no fuera de quien es, y no se dirigiera a quien se dirige, podría ser hasta poética. Lo cual demuestra que la fotografía, un arte que cada día me apasiona y admiro más, tiene sus peligros. Engaña. Porque hay lobos, y lobas, con piel, y mirada, de cordero.